138 Aniversario de la Farola Monte Hermoso

Primer faro terrestre del litoral atlántico argentino – Comisión de Faros y Balizas

La comisión, designada por el decreto del 7 de febrero de 1881, fue presidida por el Sargento Mayor Enrique G. Howard, integrándola además calificados marinos, entre ellos Félix Dufourq.

Para dar cumplimiento a la misión se alistó a la cañonera «Bermejo» que, por su poco calado, facilitaría las tareas programadas. Zarpó de Buenos Aires el 22 de mayo arribando a la bahía la noche del día 26, fondeando frente al arroyo Napostá a la mañana siguiente. De inmediato se emprendieron los reconocimientos del sitio y, en vista del gran potencial comercial de Bahía Blanca, comprendieron que se hacía necesario el inmediato balizamiento del canal de acceso y la ubicación de un faro flotante.

La colocación de este pontón-faro ya había sido sugerida por el Capitán Clanchy, de la Cañonera «Elk» de S. M. Británica, quien había practicado estudios anteriores y cuya información la Comisión argentina tenía en su poder. Con tal propósito se dispuso de un sólido casco de bergantín, de casi 400 toneladas de porte, llamado «Manuelita». La embarcación había sido comprada al señor Luis Negrotto por acuerdo del 6 de febrero de 1880 con un costo de 7500 pesos fuertes y, habiendo sido remolcada por la «Bermejo», desde mayo permaneció en Bahía Blanca a la espera de ser destinada a ser el primer faro flotante de la costa sur. Tenía 38 m. de eslora, 10 m. de manga, 6,40 m. de puntal y 3,80 m. de calado medio.

Luego de minuciosos estudios de antiguas cartas náuticas y observaciones, se la fondeó en la cabecera del «Banco del Norte», a 7 millas de distancia de la costa, y en tierra se instaló un palo trípode con un globo en su perilla que, con el pontón, indicaba la enfilación del canal medio, conocido con el nombre de «Gateway» en las antiguas cartas inglesas.

Con el casco pintado de rojo, el bergantín había sido amarrado a un muerto sostenido por cuatro anclas, a 11 millas de Monte Hermoso, 8 millas de Punta Sin Nombre y a 7 brazas y media de profundidad en bajamar. Cincuenta toneladas de lastre completaban el equipamiento de la embarcación, la cual había quedado bajo las órdenes del contramaestre Constantino Panay y con una tripulación aproximada de cinco hombres. De esta manera, y equipado con su farol de posición (antes perteneciente a la «Bermejo»), el pontón-faro comenzó desde el día 6 de octubre de 1881 a señalar el rumbo a los buques que llegaban o partían de la ría. Con ello el Jefe de la Comisión, Sargento Mayor Enrique Howard, creyó poder afirmar «que fuera de toda duda la entrada de Bahía Blanca dejaría de ser, como es hoy, el terror del navegante, para convertirse en uno de los puertos de más fácil acceso para toda clase de embarcaciones cualquiera fuera su calado…» 4

Inmediatamente comunicó al Ministerio de Guerra y Marina el importante hecho, que originó un decreto del Presidente Julio A. Roca con fecha 11 de octubre en el que manifestaba la complacencia por haber podido establecerse «el primer faro argentino en la costa atlántica», ordenando a su vez se imprimieran copias del telegrama del Jefe de la Comisión a fin de que esa noticia fuera conocida por los buques de todas las banderas del mundo.

Pero el mar, que no entiende de notas, dispuso las cosas de otro modo. El jueves 13 de octubre, a sólo 7 días de instalado el «Manuelita» la zona fue azotada por un furioso temporal que, tras cinco días con sus noches, lo mandó a pique sobre el banco del Norte llamado también Gaucho, a tres brazas de profundidad, acarreando además la muerte de dos marineros de la tripulación del pontón. Sólo la cubierta superior y los palos, intactos, quedaron fuera del agua. Esto ocurría la mañana del 17 de octubre de 1881, once días después de haber sido instalado.

La farola Monte Hermoso

Al conocer la penosa noticia, el ministro Victorica dispuso que con los elementos que pudieran rescatarse del siniestro se erigiera un faro en la costa. Ubicado sobre las barrancas de Monte Hermoso, el 22 de noviembre de 1881 fue inaugurado. Entonces apenas una gran baliza y operado por cuatro hombres de la dotación de la «Bermejo», en cuya base una carpa les servía de alojamiento, le cupo el orgullo de convertirse en el primer faro terrestre del litoral atlántico argentino.

La importancia de aquel hecho la reflejó el propio ministro Victorica, en la Memoria elevada al Congreso de la Nación: «En esta expedición de diez meses se han levantado los planos de la barra y puerto de Bahía Blanca. Se ha balizado el puerto dejándolo completamente accesible a buques de 30 pies de calado, en marea baja. Un faro queda establecido sobre la cima de Monte Hermoso, que a pesar de presentar un carácter provisorio, indica al navegante su aproximación a la distancia de 12 millas.» 5 Asimismo, las tareas de señalización de la bahía incluyeron la instalación de un total de ocho boyas de 3 metros de alto por 3 de diámetro, cada una afirmada con un muerto en forma de campana, dos anclas y diez grilletes de cadena. La tarea terminó el 16 de marzo de 1882, con la colocación de la última a la entrada de Bahía Blanca, fondeada a cinco brazas y media de profundidad.

Así y todo el acceso por el canal siguió constituyendo una maniobra no falta de dificultades, y la necesidad de un pontón-faro en la «llave del puerto» continuó durante algunos años más. En 1885 Bartolomé Cordero, Jefe del Estado Mayor de Marina afirmaba: «Al navegar en demanda de la primera boya después de reconocido Monte Hermoso, difícil es avistarla, aun al mejor práctico de aquellos parajes, pues cuando la mar está picada (lo que sucede casi diariamente) es invisible a más de 1000 metros de distancia. La colocación de un pontón-faro en este sitio sería de llenar una necesidad grandísima que sienten todos los buques al dirigir sus proas en busca del canal» 6

La falencia de un verdadero faro luminoso flotante que llamara la atención de los navíos de camino a Bahía Blanca acarreó, a través del tiempo, varios accidentes. El más trágico fue el del «Elisa C», que no pudo avistar la primera boya y siguió adelante, confundido por la niebla, sin ninguna referencia concreta hasta estrellarse abruptamente entre los bancos de la isla Trinidad, hundiéndose por completo y acarreando la muerte de cinco tripulantes, incluido el capitán.

En 1888 el capitán de fragata Martín Rivadavia elevó al ministro de Guerra y Marina un informe en donde acusaba que la farola Monte Hermoso no cumplía con su misión, debido al poco alcance de su señal luminosa. Finalmente en 1890 una ampliación de la Ley Nº 1390 del 25 de octubre de 1883, destinada a atender la construcción y colocación de faros en la costa atlántica permitió encarar la compra de los necesarios para Punta Piedras, San Borombón, San Antonio, Punta Médanos, Punta Mogotes y Bahía Blanca. Así la Armada adquirió de la fábrica francesa Forge et Ateliers un casco de 33,4 metros de eslora por 7,3 de manga, que llegó al país en junio de 1893 y fue habilitado como pontón-faro el 1º de enero de 1894. Su instalación fue anunciada a través de un aviso a los navegantes que decía: «Desde el 1º de enero de 1894, será librado al servicio de la navegación el pontón-faro Bahía Blanca, fondeado a la entrada del puerto del mismo nombre el cual demora de Monte Hermoso 13 millas al Sur 6º Este. Queda en línea con las boyas número 1 y 2 y dista de la primera una milla y siete décimos. Está fondeado en 51/2 brazas de agua siendo su luz blanca con destello de 45 segundos de duración y 18 segundos de eclipse»7 .

NOTAS
4 Doserres. El primer faro argentino. Boletín del Centro Naval. Tomo 49, Nº 490. Archivo Centro Naval.

5 Guardiola Plubins, José. «Historia de Bahía Blanca». Inédito.

6 Memoria de Marina. 1885, en Revista «Del Mar» Nº 153 del Instituto Nacional Browniano. Octubre de 2000.

7 Cabral (inédito), en Revista «Del Mar» Nº 153 del Instituto Nacional Browniano. Octubre de 2000.

Más Info: https://drive.google.com/file/d/0B51EQ-UlCgVvVG16OVFvV2tGY1E/view

Archivo Histórico Municipal de Punta Alta