Durante los meses de septiembre y octubre tuvo lugar la cuarta edición del Censo Provincial de Basura Costera Marina, organizado por diferentes ONGs, instituciones y organismos municipales de las principales ciudades costeras de la Provincia de Buenos Aires.
De esta manera, pudo analizarse, una vez más, la cantidad y el tipo de basura que existe en la costa bonaerense.
Según la cuarta edición del censo de basura costera realizado en 20 localidades bonaerenses, los residuos plásticos continúan siendo uno de los mayores problemas de la región. El censo supuso un trabajo conjunto entre más de 40 instituciones del tercer sector y la sociedad civil y contó con más de 750 voluntarios.
El censo cubrió un área total de 888.444 m2 (88 hectáreas) y contó con la colaboración de más de 40 organizaciones del tercer sector y la sociedad civil. Los resultados recopilados registraron un total de 71.848 residuos censados, de los cuales el 83,2% estuvo constituido por plástico. Un dato que cobra relevancia frente a un contexto en el que, según datos de la ONU, 13 millones de toneladas de plásticos son arrojadas a los océanos cada año.
“Esta iniciativa surge de la preocupación creciente por la interacción negativa entre el plástico y las tortugas marinas. El 97% de las tortugas marinas que ingresan a nuestro centro de rescate contienen plástico en su sistema digestivo”, afirma Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino.
Se considera basura marina a cualquier material persistente, fabricado por el hombre, sólido, que es descargado o abandonado en el medio marino y costero.
El 80% de la basura marina proviene del continente debido a la mala disposición y manejo de los residuos urbanos o de las aguas pluviales no tratadas; el restante, de lo que pierden los barcos comerciales y pesqueros. Más allá de su origen, los indicios de la interacción de materiales no orgánicos con la fauna marina son preocupantes.
Los desechos plásticos en las aguas oceánicas pueden representar numerosos peligros para la vida marina. Su ingestión, por ejemplo, puede conducir a deficiencias nutricionales o inanición por obstrucciones estomacales. Los residuos plásticos también pueden enredar, ahorcar y ahogar a animales como peces, tortugas, ballenas, lobos y aves marinas, delfines y tiburones.
El 20,6% del plástico registrado estuvo conformado por “fragmentos” de ese material. Es decir, plástico duro proveniente de productos de mayor tamaño (como cubiertos descartables o elementos plásticos de golosinas), y que por la acción mecánica del sol, el viento y el mar se desintegran hasta convertirse en porciones más pequeñas identificadas como microplásticos. Estos elementos, una vez que entran en la red alimentaria del ecosistema, afectan no solo la salud de los animales.
Fuente: InfoGEI