Ayer, 15 de junio, fue el Día del Bioquímico en Argentina en memoria del nacimiento del doctor Juan Antonio Sánchez (1871-1953) precursor de la profesión. En homenaje a todos los varones y mujeres bioquímicos que son parte fundamental de la Sanidad Naval, presentamos la historia de vida del Capitán de Corbeta Darío Lovera actual Jefe del Departamento Bioquímica del Hospital Naval Ushuaia en Tierra del Fuego.
La fecha del Día del Bioquímico fue instituida en una asamblea de la Confederación Bioquímica Argentina en 1961.El doctor Sánchez propulsó la instauración de una profesión bioquímica con fuertes bases científicas y profesionales, y validó también la carrera farmacéutica.
La presencia del profesional bioquímico fue creciendo y desarrollándose en los últimos cinco decenios, para ocupar hoy un lugar central en los servicios de atención de la salud. En el campo médico actual, al menos un 70% de los diagnósticos están basados en algún estudio de laboratorio.
Su actividad es fundamental en la prevención, diagnóstico, pronóstico y tratamiento de las enfermedades; pero también en la dirección técnica de laboratorios de análisis clínicos, bromatológicos, toxicológicos, de química forense y legal, de bancos de sangre, de análisis ambientales y de elaboración y control de reactivos de diagnóstico, productos y materiales biomédicos; así como en la investigación y el desarrollo.
En el Departamento Bioquímica del Hospital Naval Ushuaia, desde hace tres años ejerce como Jefe el Capitán de Corbeta bioquímico Darío Sergio Lovera. Desde su ingreso a la Armada Argentina, y en el marco de su carrera profesional, el Capitán Lovera se desempeñó en los tres Hospitales Navales con los que cuenta la Armada Argentina.
El 31 de mayo de 1980, nacía Darío en el Hospital Naval Puerto Belgrano, hijo de Esther y Sergio, personal civil del Arsenal Naval Puerto Belgrano. Gran parte de su vida transcurrió en el barrio Ciudad Atlántida de Punta Alta, donde creció junto con su familia participando de muchas de las actividades que se realizaban en Puerto Belgrano, entre ellas las multitudinarias ceremonias que llegaron a ser encabezadas por presidentes de la Nación. Todas esas vivencias forman parte de sus recuerdos.
Ambos lugares, la Base Naval y Punta Alta, están muy ligados entre sí tanto que una parte recitada del Himno a Punta Alta reza: “Cuando el mago Ingeniero Luiggi una Base Naval ideó, cual su hermana gemela naciste”. El Capitán Lovera enfatizó: “Siendo de Punta Alta, siempre tenemos contacto desde chicos con lo naval”.
Mientras cursaba el sexto año en la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1, conocida como ENET1 (actual Escuela de Educación Secundaria Técnica N° 1 EEST) pensó en ingresar a la Escuela Naval Militar como su hermano Roberto, pero una dificultad en la vista hizo que desestimara esa posibilidad.
Cuando estaba finalizando sus estudios secundarios, su hermano seis años mayor, se encontraba realizando el Viaje de Instrucción como Guardiamarina en Comisión a bordo de la fragata ARA “Libertad”.
Darío no pudo seguir sus pasos en ese momento, pero la orientación como Técnico Químico que obtuvo al egresar de la escuela secundaria lo guio hacia la bioquímica y más tarde a ingresar a la Institución como profesional.
Aclaró que si bien el nombre es parecido (Técnico Químico- Bioquímico) no son iguales: “El bioquímico se ocupa del análisis de los líquidos biológicos: sangre, saliva, orina, materia fecal; todo lo que produce un ser humano. En cambio, un técnico químico está orientado a la parte inorgánica de la química, todo lo que no es vivo: minerales, ambiente, etcétera.”.
“La química tiene un montón de ramas; para ser más claro, el bioquímico es más clínico”, explicó el facultativo quien estudió la carrera de Bioquímica en la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca.
A los 26 años se mudó a la ciudad para iniciar una pasantía en el Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. José Penna”, donde conoció a su esposa Analía, quien también era pasante. Poco antes de finalizar la pasantía, rindió para ingresar a la Armada Argentina como profesional y realizar el Curso de Integración Naval en la Escuela Naval Militar en el 2007.
Cuando le contó a su familia que quería ingresar a la Armada, lo tomó con total naturalidad: “Estaban contentos de la decisión, y no fue nada de otro mundo, ya teníamos mucho contacto por mi hermano”.
Así fue como el Capitán Lovera ingresó el 3 de marzo del 2008 y a los meses egresó como Teniente de Fragata del Cuerpo Profesional Escalafón Farmacia Orientación Bioquímica siendo su primer destino la Intendencia Naval Mar del Plata.
A los pocos meses cumplió una comisión en la Intendencia Naval Buenos Aires para adquirir más conocimientos en bromatológica (análisis de alimentos); y luego prestó servicios en la ex Escuela de Submarinos y Buceo. De sus años en Mar del Plata, destaca la ayuda que otros Oficiales de Marina le brindaron como recién egresado: “Me enseñaron muchas cosas de la profesión militar que agradecí toda la carrera”.
Luego, fue trasladado al Hospital Naval Buenos Aires “Cirujano Mayor Dr. Pedro Mallo” donde tuvo mucho contacto con la bioquímica. “Estuve dos años y fue una experiencia espectacular; justo hubo un cambio de equipamiento y profesionalmente me ayudó un montón”.
Más tarde estuvo de pase en el Hospital Naval Puerto Belgrano, que lo vio nacer. “Otro gran laboratorio”, destacó Darío Lovera desde el punto de vista de su crecimiento profesional. Luego le tocó estar en la Base de Infantería de Marina Baterías, donde conoció y disfrutó trabajar con los infantes.
De allí regresó al Naval de Puerto Belgrano, y le salió pase al Cuartel General del Estado Mayor de la Armada (CUEM) en el Edificio Libertad, sede de la Armada en la Ciudad de Buenos Aires; para finalmente ser trasladado a Ushuaia.
“En mi carrera estuve en los tres hospitales de la Armada, en Mar del Plata, Buenos Aires, Puerto Belgrano, Baterías y Ushuaia; bien variado”, señaló con una sonrisa.
El Hospital Naval Ushuaia es un centro asistencial de baja complejidad que brinda atención en varias especialidades y posee un laboratorio propio. Como Jefe del Departamento Bioquímica, el Capitán Lovera cuenta con un equipo de siete personas: una bioquímica, dos técnicos de laboratorio en análisis clínicos, un personal civil administrativo, una suboficial encargada del Departamento, y dos cabos auxiliares, una para tareas administrativas, y otra en procesamiento de muestras.
En el laboratorio de Ushuaia se realizan extracciones y procesamiento de anticuerpos y antígenos, explicó. La pandemia provocó que dentro de la rutina del hospital se tuvieran que cambiar los modos de trabajo, más espaciados para no acumular tanta gente y respetar el distanciamiento social: “Tuvimos que intensificar los cuidados en el tratamiento de muestras, e incorporar equipamiento que no estábamos acostumbrados a usar habitualmente”.
Respecto a la atención de los pacientes tuvieron que cuidarlos más y explicarles los procedimientos más detalladamente: “Porque la gente lógicamente tiene miedo”, habló del día a día.
Explicó que, si bien en el Hospital Naval Ushuaia los testeos los efectúa la parte asistencial, desde el Departamento Bioquímica se encargan de las extracciones y derivaciones para la determinación de anticuerpos, tarea que se incrementó mucho. Asimismo, el año pasado se colaboró con los operativos de testeos rápidos de Covid-19 de la provincia, a través de instalaciones de la base o con personal de sanidad.
El haber transitado en los hospitales navales le permitió al Capitán Lovera profundizar los conocimientos en el ámbito de la bioquímica; y sus otros destinos, los administrativos, referentes a la conducción de un Departamento: “El desempeño de un bioquímico militar nos ayuda a desarrollar una tarea más completa y nos brinda más herramientas para desarrollar la gestión”, subrayó.
Vivir en la capital fueguina
Darío dedica su tiempo libre a la familia y los deportes como correr y jugar al fútbol; éste último lo que más le apasiona. Hoy, las horas de luz en Ushuaia se limitan con la salida y puesta de sol, de 10 a 15 horas, y las nevadas dificultan las actividades al aire libre.
Hace 3 años que se encuentra en la ciudad y cuando llegan los días más largo, aprovechan con su familia a hacer caminatas y seguir conociendo los atractivos naturales de la capital fueguina.
Para él la pandemia es una experiencia impactante y como familia contó que tuvieron que acondicionarse, a estar más tiempo dentro de casa y al sistema de clases con burbujas de sus hijos Benicio de 6 y Valentín de 10 años.
Extraña Punta Alta y confesó que le gustaría regresar a Puerto Belgrano: estar cerca de su madre, de la familia de su esposa, y de su hermano Roberto, quien ya es Capitán de Fragata y Comandante de la corbeta ARA “Robinson”.
“La Armada representa la Institución que me ayudó a crecer tanto profesional como personalmente”, concluyó el Capitán Lovera realizando un balance en su carrera.
El rol del bioquímico en la Sanidad Naval
El profesional bioquímico integra junto a médicos, farmacéuticos, odontólogos, psicólogos, enfermeros, radiólogos –tanto civiles como militares– el equipo de Sanidad Naval de la Armada Argentina.
Ya sea a bordo de unidades de superficie, en destinos aeronavales o en el terreno junto a los infantes de Marina, en hospitales y en escuelas, este equipo transdisciplinario mantiene como objetivo principal el cuidado de la salud, la prevención de enfermedades y la preservación de la vida.
Con la llegada del Covid-19, el trabajo del personal de salud es el eslabón principal dentro de una inmensa cadena de ayuda humanitaria por parte de todas las Fuerzas Armadas que se materializó con la Operación “General Manuel Belgrano I” en el país.
La experiencia enseñó a reconocer limitaciones y a redoblar esfuerzos en pos de superarlas, dejando bien en claro el rol estratégico que los centros de salud de la Armada, al igual que su personal, representan para la comunidad.