Durante la última semana, personal de la Aviación Naval de la Armada Argentina realizó un adiestramiento en técnicas de supervivencia en el mar y en terreno costero. El mismo implicó una instancia teórica y otra práctica que estuvieron a cargo de instructores pertenecientes al Grupo de Paracaidistas de Búsqueda y Rescate de la Aviación Naval.
La actividad fue coordinada por el Centro de Adiestramiento de la Fuerza Aeronaval N°2 (CIFA), a cargo del Capitán de Fragata Guillermo Alejandro Sidders. Participaron como cursantes, pilotos y tripulantes de vuelo de la Escuela de Aviación Naval, de la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima, de la Primera y Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina y de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque.
Se dictaron clases teórico/prácticas sobre primeros auxilios; técnicas de supervivencia en el mar y en el terreno; y navegación diurna y nocturna. También se llevó a cabo en un entorno controlado –en este caso la pileta cubierta del CIFA– la práctica de apnea y flotación; además de ejercicios sobre maniobras en balsas salvavidas.
En otra de las jornadas, los cursantes embarcaron en el buque multipropósito ARA “Punta Alta”, la cual los transportó por el canal de ingreso hasta la zona de la Base de Infantería de Marina Baterías. Desde allí debieron realizar un salto de borda con vestimenta y portando el equipo de supervivencia personal.
Para realizar esta actividad los cursantes fueron organizados en grupos que, luego de reunirse en el agua, debieron dirigirse a las balsas de salvavidas, donde tuvieron que aplicar los conocimientos adquiridos durante los días previos. En cada balsa se encontraba un instructor que les fue proponiendo diferentes situaciones para desafiar a los cursantes, no solo en cuanto a las técnicas aprendidas, sino también en el aspecto psicológico de la supervivencia.
Tras permanecer en las embarcaciones inflables, los cursantes debieron nadar hacia la costa con todos sus pertrechos. Esta actividad fue constantemente monitoreada por los nadadores de rescate, quienes los acompañaron a bordo de dos botes semirrígidos pertenecientes al Batallón de Vehículos Anfibios.
Ya en el terreno, los tripulantes aéreos tuvieron que armar sus refugios para pasar la noche; poner en práctica las técnicas para la obtención de agua; conseguir alimentos de la naturaleza; hacer fuego y efectuar las señalizaciones correspondientes para pedir rescate.
Durante las jornadas que duró el ejercicio no solo se alcanzó el objetivo específico del adiestramiento en técnicas de supervivencia, sino que también quedó en evidencia la necesaria integración entre las unidades de superficie, de Infantería de Marina y de la Aviación Naval para alcanzar el éxito en este tipo de adiestramiento.
Gaceta Marinera