Ya dejó de ser un chiste de mal gusto. El show en torno a la muerte de Facundo Astudillo se ha convertido en una burla a la sociedad y una falta de respeto a su memoria.
Cuando se pensaba que ya nada podría sorprender y que la maquinaria de falsas hipótesis-noticias comenzaría a agotarse por el propio peso de la verdad de los hechos, la querella no defrauda y vuelve por más.
El abogado y dirigente radical de Villarino Luciano Peretto sostuvo que “a Facundo le faltaron 10 mil pesos de la mochila” y que “su ropa estaba quemada con ácido”. Es decir, la nueva hipótesis se basa en que, además de asesinarlo claro, al chico le robaron y utilizaron un método sofisticado -propio de serie de Netflix- con el objetivo de hacer desaparecer sus prendas.
Obviamente usted ya lo intuye: ninguna de esas afirmaciones tiene asidero en las evidencias acumuladas en el expediente. La prueba objetiva, científica y testimonial desmienten semejantes atrocidades.
Goleadores. En su alocución, el letrado también hace referencia a que los fiscales Iara Silvestre y Horacio Azzolín van en línea con los postulados de la querella. “Ellos están más convencidos que nosotros. Son fiscales de campo. Son unos goleadores. Lo malo es que el mejor (NdR: se refiere a Andrés Heim) asumió como juez y no está más en el caso”.
Prueba dura, mata relato
1) Robo: el invento de que Facundo llevaba 10 mil pesos es absurdo por donde se lo mire. Testigos varios señalan que “Facundo no tenía un peso” y que “estaba sin trabajo”.
No solo el círculo íntimo describe la realidad social y económica de Facundo, sino que las últimas personas que tuvieron contacto con él lo declaran bajo juramento de decir verdad.
Una mujer de Ascasubi, llamada Nancy Moncada, circulaba en un Fiat Duna rojo -patente SSL 609- por Ruta 3 hacia Mayor Buratovich. Iba a cobrar el IFE en el Banco Provincia. La señora pensó que se trataba de un peón rural, y se detuvo para explicarle que sólo viajaba “hasta Burato”. Facundo subió, luego de expresarle que igual le vendría bien que lo lleve, ya que su caminata se había extendido durante un par de horas.
En el trayecto conversaron. Betty -según declaró ante la Justicia- le hizo referencia al frío que hacía en ese momento y Facundo replicó: “Decímelo a mí que vengo desde muy temprano caminando desde Pedro Luro y tengo que llegar a Bahía urgente. Encima me quede sin trabajo, yo laburaba en una cervecería. Y lo único que tengo son 50 pesos en el bolsillo”.
Por su parte, la productora rural -conocida como testigo H- y última persona en ver con vida a Facundo coincide con relatos anteriores. “Mientras lo llevaba en mi camioneta me dijo ‘no tengo un peso’. Después, abrió la mochila y me dijo: ¡¡mire lo que tengo para comer`!! mostrándome un paquete de galletitas casi vacío”.
Queda claro entonces, según la reconstrucción histórica, que Facundo Astudillo el día de su muerte no sólo no tenía 10 mil pesos, sino que pasó el día con hambre y frío. Nefasto.
2) Ácido: El Equipo Argentino de Antropología Forense derribó falsedades por doquier. En su informe final (que se encuentra íntegro en el libro Operación Facundo) afirmó que en el cuerpo de Facundo “no se observaron cambios de coloración u otros signos en los huesos, compatibles con el uso de sustancias ácidas, alcalinas o por exposición a una fuente emisora de calor”.
Por su parte, el EAAF también analizó la famosa zapatilla de Facundo, la misma que un coro de embusteros repitió hasta el cansancio que estaba “nueva” y que había sido “plantada”. En este punto la contradicción entre las disparatadas hipótesis es tan flagrante como ridícula . Si fue plantada y esta “nueva” no fue quemada con ácido. Si todo fue eliminado, porque dejarían una zapatilla y otras prendas a salvo. ¿Fue plantada o quemada con ácido? Los delirios son innumerables e inenarranables.
Por suerte, la ciencia echó luz -una vez más- sobre tanta enajenación. El miércoles 2 de septiembre de 2020 a las 9 de la mañana el EAAF estudió el material encontrado en el cangrejal y así lo describió: “se trata de una zapatilla de tela color negro con rotura y desgaste con desaparición de la tela en borde superior izquierdo y talón. Con presencia en todas las superficies de barro arenoso adherido, con especial acumulación en la lengüeta”. Ni nueva, ni limpia ni quemada. Tenía todos los elementos propios de haber estado a la intemperie en el lugar donde fue encontrada.
Por su parte peritos de Gendarmería Nacional, que analizaron el resto de la ropa de Facundo, también fueron contundentes en sus conclusiones. “No se aprecian anomalías compatibles con algún tipo de armas propias, impropias, elemento químico y/o efectos producidos por violencia externa”, describen en su informe final.
Ante tanta irracionalidad y cinismo la pregunta que se impone es: hasta cuándo se tolerará semejante dispendio jurisdiccional, manoseo e insulto a la inteligencia.
Fuente: La Brújula 24