Fueron indagados en sede judicial los integrantes del clan de la casa del terror de Punta Alta donde dos niñas pasaron varios años siendo sometidas a abusos y bajo los efectos de alguna droga. Mientras que la abuela (con prisión domiciliaria) y un tío se negaron a responder las preguntas de la fiscal Marina Lara, el padre y el padrino de las chicas sí hablaron.
“El padre dijo que no habían existido los hechos y manifestó que estas imputaciones las víctimas las hacen en función que él no demostraba cariño hacia ellas”, explicó la Fiscal al término de las audiencias, en un contacto que tuvo con la prensa local. El padrino, según la funcionaria, “dijo que las chicas declararon eso porque habían sido inducidas por la madre en función del divorcio que se estaba llevando adelante con el padre”.
Para la abuela, el padre y el padrino, los cargos que les imputa la justicia son los mismos: promoción y explotación de la prostitución de menores de edad agravados, y suministro de estupefacientes. “Ese era el medio para doblegarlas, más allá de las amenazas”, explicó Lara, ratificando información que oportunamente adelantó La Brújula 24.
Esas imputaciones, agregó, son “en concurso con el delito de abuso sexual con acceso carnal en carácter de partícipes necesarios, por haber permitido que las niñas tuvieran relaciones sexuales con mayores de edad”. En tanto para el tío de las menores, los cargos son de abuso sexual gravemente ultrajante y reiterado.
Se consultó a la Fiscal acerca de los roles que tenían los imputados dentro del siniestro clan. “Concertaban citas con mayores de edad tanto en el domicilio de la abuela como en otros que no se han determinado. Lo que las nenas cuentan es que la abuela manejaba el dinero, las vestía de determinada manera y las perfumaba para que estuvieran en condiciones de ser abusadas”, indicó.
Fuente: La Brújula 24