Las consecuencias del accionar de Marcos Herrero en el caso Facundo son múltiples. Los móviles policiales en los que aseguró hallar pruebas plantadas están abandonados en un predio de Gendarmería.
Enorme es el daño que ocasionó la lamentable intervención del “peritrucho” Marcos Herrero durante el tiempo en el que se realizó la investigación por la desaparición de Facundo Astudillo Castro, cuyo cuerpo luego fuera encontrado muerto el 15 de agosto de 2020.
Herrero aseguró que en varios patrulleros había material genético compatible con el joven, al punto que afirmó haber encontrado pruebas plantadas (piedras, turmalinas, sangre y hasta cabellos).
Por tal motivo, los tres vehículos fueron secuestrados oportunamente. El dato es que las unidades aún se encuentran inutilizadas, al costado de la Ruta 3 Sur, más precisamente en un predio perteneciente a Gendarmería.
Obviamente, con el correr del tiempo la Justicia comprobó –tal como viene anticipando LA BRÚJULA 24 desde hace tres años– que era todo falso. Que no había elementos de Astudillo Castro, como tampoco los perros podían valerse de su olfato para lograr evidencias. Es por eso que esta falacia le valió el procesamiento a Herrero.
Tal como se publica en el libro Operación Facundo del periodista Germán Sasso, se recuerda que el “peritrucho” señaló que “en el Corsa Classic (el perro) hizo unos gemidos, fueron alertas”, en otro afirmó “el perro olfateó, bajó hacia la rueda izquierda. Entró y salió e hizo gemidos”. Finalmente, en el restante móvil -explicó Herrero- “Yatel saltó a la caja de atrás de la camioneta, se concentró en una rueda de auxilio, rascó y olfateó con insistencia. Después se tiró de la camioneta, entró a su interior, empezó a olfatear la parte de atrás, rascó, pasó a la parte de adelante y empezó a ladrarle al volante”.
Y vendría lo más interesante. “Yatel empezó a ladrar y morder el asiento de tal forma que rompió la parte de goma espuma y ahí empezaron a verse manchas de sangre”, describió. Inclusive, en otra ocasión no vaciló en esgrimir (sin ningún tipo de sustento) que en el baúl de uno de los autos oficiales en cuestión encontró una piedra de Facundo.
Esta no es solo una muestra de la desidia estatal, sino que también es la consecuencia de la conducta de un inescrupuloso que termina con este tipo de situaciones, restando la posibilidad de que estas unidades puedan ser utilizadas para velar por la seguridad de los vecinos de Bahía Blanca y la región.
Fuente: La Brújula 24
Fotos: Pablo Noir – La Brújula 24