En sus casi 20 años de carrera la Suboficial Segundo Yanina Panesi, que en abril regresó del continente blanco luego de participar de la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) con la Armada de Chile, resume que le encanta “la versatilidad de ser enfermera naval”.
La Suboficial Segundo Enfermera Yanina Eliana Panesi reconoce con entusiasmo que le gusta mucho estar en destinos operativos, fuera de su ámbito hospitalario habitual, en estrecho contacto con la vida de mar y las actividades que realiza la Armada Argentina.
Palabras que se evidencian en hechos ya que esta enfermera naval, desde su ingreso a la Institución en 2005, participó de varias Misiones de Paz en el extranjero, embarcó en diferentes unidades de superficie y estuvo en la Antártida en más de una oportunidad.
Actualmente es la encargada de Sanidad de a bordo del aviso ARA “Estrecho de San Carlos” (AVES), que participó de la reciente Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) con la Armada de Chile.
En esta oportunidad, el AVES patrulló durante 5 meses el sur del país y más allá del paralelo 60º Sur, en pos de los objetivos de la PANC: seguridad náutica, salvaguarda de la vida humana en el mar, y custodia de las aguas antárticas libres de contaminación. También realizó tareas de apoyo a la Campaña Antártica de Verano (CAV) 2023-2024.
En el mar, la actividad de la Suboficial Segundo Enfermera Panesi comprende brindar asistencia de salud al personal de la unidad, mientras que en tierra realiza otras actividades de rutina como la revisión y control del material de enfermería, aptitudes del personal, coordinación para turnos de estudios médicos, y hasta dicta clases de sanidad.
Nacida y criada en Punta Alta, conoce desde pequeña el ámbito militar. Siempre vivió en Ciudad Atlántida, hogar de sus abuelos, padres y hermanos. “Uno se va nutriendo desde chico de experiencias navales y, en algún momento, nos crea curiosidad. Así es como elegí ser parte de la Armada”.
Si bien su abuelo llegó a Suboficial Mayor Maquinista, ella no tuvo la oportunidad de “vivirlo como marino en actividad”. De todos modos, sus logros están especialmente dedicados a él, a quien se emocionaba cada vez que la veía usar el uniforme. “Hoy estaría orgulloso de todo lo que pude alcanzar en la Armada”.
Yanina, que realizó su educación inicial, primaria y secundaria en el Instituto Canossiano, luego cursó la Tecnicatura en Instrumentación Quirúrgica en el Instituto Superior de Estudios Especializados (ISEE).
“En principio ingresé a la Armada buscando una salida laboral y elegí mi especialidad por afinidad con el estudio. Con el correr de los años me encantó la versatilidad de ser enfermera naval; es lo que más me gusta del ámbito”, reconoce la Suboficial Panesi, quien está capacitada en sanidad operativa en medicina táctica.
“Puedo desempeñarme tanto en un hospital –lugar natural de la enfermería– como estar desplegada en unidades de superficie, en una base antártica o en una misión de paz de la ONU en el exterior. Eso es lo que me motiva a elegir la profesión todos los días, esas ganas de seguir sumando experiencias”.
Y agrega: “Me gusta mucho esa dinámica laboral donde cada destino es un nuevo desafío en esta profesión. Aunque sé que me quedan muchas metas por cumplir, espero seguir mi carrera en destinos operativos que me sigan presentando el desafío de seguir creciendo profesionalmente y donde pueda brindar a la Armada mi apoyo y experiencia”.
En su vida civil también le gusta estar en movimiento. Va al gimnasio o sale a correr, estudia inglés, disfruta de actividades al aire libre y de tiempo con su familia: sus padres, Susana y Jorge; su hermana Sofía, quien también es militar, Cabo Principal Furriel; y su mascota Mylo. A quienes se suma Agustín, su hermano menor que es Ingeniero Civil y vive en San Martín de los Andes.
Dedicar la vida a la Patria y sus misiones
Entre 2021 y 2022, durante 6 meses la Suboficial Segundo Panesi estuvo de comisión en la República de Chipre, con la Fuerza de Tareas Argentina 58. “En una época de post pandemia, con todo lo que implicaba a nivel despliegue y sanitario: cuarentenas, hisopados, control del personal, entre otras cuestiones, desempeñé mis funciones como encargada de Enfermería del Campo Julio Argentino Roca”.
También estuvo destinada en la corbeta ARA “Spiro” durante 3 años, donde tuvo un “imprescindible crecimiento profesional”: integró navegaciones de adiestramiento con la Flota de Mar, participó de jornadas de Puertas Abiertas en Mar del Plata haciendo conocer la Institución y su labor. Realizó además un ejercicio conjunto con la Armada brasilera, el Fraterno, en su país; al finalizar fue partícipe de la búsqueda del submarino ARA “San Juan”.
Es la segunda vez que estuvo desplegada en el continente blanco. “En la Antártida tuve el privilegio de volar en un Hércules, en un helicóptero, embarcar y desembarcar varias veces de diferentes unidades en el mar, convivir con profesionales civiles y personal militar de nuestra y otras Fuerzas Armadas, entre tantas vivencias”.
Su primera experiencia fue hace 10 años, durante la CAV 2013-2014, cuando estuvo encargada de la Enfermería en la Base temporaria Cámara. “Fue una experiencia enriquecedora, tenía la expectativa de conocer un lugar único y desempeñarme fuera del ámbito hospitalario que conlleva una máxima responsabilidad. Fue la primera vez que dejaba el hospital para hacerme cargo de la enfermería, sola y en un lugar tan remoto”.
Sin embargo, reconoce que tuvo sentimientos encontrados, ya que también se alejaba por primera vez de su hijo Santino, quien aún no había cumplido 2 años de vida. “El apoyo familiar lo hizo posible y aún sigue siendo mi mayor sostén en la carrera. La familia que siempre acompaña, aunque no termine de comprender la dimensión de esta pasión por lo que uno hace”.
Hoy su hijo tiene 12 años, ella 42 y se encuentra próxima a cumplir 20 años de servicio en la Armada.
En cada misión, lleva consigo un pequeño objeto que le sirve de amuleto y guarda en algún bolsillo de su uniforme, se trata de un chanchito de juguete. “Mi hijo tiene otro, y cuando nos separamos cada uno lo conserva hasta un nuevo encuentro”. De hecho, cuando regresó de la Antártida, Santino la esperaba en el puerto con el chanchito en la mano.
“Ser integrante de la Armada Argentina se resume en una palabra: orgullo. Uno dedica su vida a la Patria, dejando la vida personal para cumplir con la misión. No podría definir este servicio como un trabajo porque es un modo de vida, que requiere de mucho temple y pasión”, concluye con satisfacción.
Mar Adentro – Gaceta Marinera