En las remotas y gélidas extensiones de la Antártida, un cambio sorprendente y preocupante está en marcha. La península, conocida por su paisaje de hielo perpetuo, está experimentando un aumento dramático en su cobertura vegetal, un fenómeno que ha conmocionado a la comunidad científica internacional y nos brinda una muestra clara de las consecuencias del cambio climático que estamos viviendo, producto del calentamiento global.
Un nuevo estudio, realizado por las universidades de Exeter y Hertfordshire, y el British Antarctic Survey, utilizó datos satelitales para evaluar en qué medida la península Antártica se ha “reverdecido” en respuesta al cambio climático.
Los investigadores del Reino Unido han observado un incremento mayor al esperado en áreas que ahora muestran signos visibles de verdor. El doctor Thomas Roland, de la Universidad de Exeter, compartió su preocupación sobre estos hallazgos: “Este cambio no solo es rápido sino extenso. Podríamos estar viendo los primeros signos de una alteración significativa en uno de los últimos rincones vírgenes del planeta”.
Exponencial crecimiento de la vida vegetal
En 1986 la cobertura vegetal en la Península Antártica era de menos de un kilómetro cuadrado, pero hoy abarca casi 12, es decir que creció más de diez veces la vegetación en un lugar donde deben imperar los hielos eternos.
Este aumento es predominantemente musgo, acompañado por líquenes y otras especies adaptadas al frío extremo.
Los científicos atribuyen este fenómeno al cambio climático antropogénico. La región ha experimentado aumentos de temperatura más acelerados que el promedio mundial, lo que ha contribuido a que la vegetación pueda prosperar en un entorno históricamente inadecuado para tal crecimiento. “Lo que antes eran extensiones blancas y azules de hielo y nieve, ahora muestran manchas de verde que aumentan cada año”, remarcó el doctor Olly Bartlett de la Universidad de Hertfordshire.
El avance de la vegetación no es solo un cambio paisajístico. Trae consigo importantes repercusiones ecológicas. La formación de suelo a partir de la descomposición vegetal abre la puerta a la colonización por otras plantas y potencialmente, especies invasoras. Esto podría alterar drásticamente la biodiversidad local y la dinámica ecológica de la región.
“La introducción de especies no nativas, ya sea accidentalmente por humanos o naturalmente por aves migratorias, podría tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas autóctonos”, señaló el doctor Bartlett. La vegetación también puede alterar el albedo de la región, es decir, su capacidad de reflejar la luz solar, exacerbando localmente el calentamiento.
En un estudio anterior, que examinó muestras de núcleos tomadas de ecosistemas dominados por musgos en la península Antártica, el equipo encontró evidencia de que las tasas de crecimiento de las plantas habían aumentado drásticamente en las últimas décadas.
La Antártida desde el espacio
Lo más sorprendente de estos cambios es que son claramente visibles desde el espacio, según imágenes satelitales analizadas por el equipo. “Estas observaciones satelitales nos permiten monitorear cómo y dónde cambia la cobertura de nieve, proporcionando evidencia irrefutable del impacto del cambio climático en regiones remotas”, comentó Roland.
Las imágenes satelitales sirvieron para confirmar que la tendencia generalizada al reverdecimiento en toda la península Antártica, está en marcha y se está acelerando. “Las plantas que encontramos en la península Antártica, principalmente musgos, crecen en quizás las condiciones más duras de la Tierra”, señaló Roland, de la Universidad de Exeter.
Fuente: Infobae