Accidente que vino del cielo

En el Juzgado Correccional N°1 avanza el juicio oral por un hecho ocurrido en 2020, cuando dos ciclistas resultaron heridos tras ser alcanzados por las sogas de un parapente en la zona rural de Coronel Pringles. La fiscalía habla de imprudencia y falta de medidas de seguridad, mientras la defensa sostiene que se trató de un accidente.

En el Juzgado Correccional N°1, a cargo del juez Gabriel Giuliani, se desarrolla desde este jueves el juicio oral contra Néstor Mario Agriello, y Alejandro Pablo Zaffaroni, ambos acusados de causar lesiones culposas a dos ciclistas durante una maniobra con parapente en la zona rural de Coronel Pringles. El caso es investigado por el fiscal Cristian Aguilar.

El episodio se remonta a una jornada recreativa del año 2020 en la que Agriello, al volante de un vehículo, remolcaba con sogas a un parapente conducido por Alejandro Pablo Zaffaroni. Según la acusación, ambos realizaban la actividad —que se promocionaba como experiencia turística— sin las medidas de seguridad adecuadas.

Mientras las víctimas, dos policías de nuestra ciudad, circulaban en bicicleta por un camino de tierra que cruza la ruta 85, fueron impactadas por las sogas del parapente, que se desplazaba en sentido contrario. Las consecuencias fueron graves: rupturas de fibras tendinosas, heridas en el rostro y lesiones en brazos y cuello.

Una de las ciclistas relató que “no se veía nada, nunca pensé que el auto tenía enganchada una soga que estaba remontando un parapente”. Dijo que entre la nube de tierra apareció el vehículo y “la soga me enganchó del cuello, metí la mano queriendo zafar y caí de espalda al piso”. Su compañero, por su parte, contó que “la linga blanca atravesaba toda la calle y me pegó de lleno en el hombro y el cuello”.

La Cámara Penal ya había determinado que los acusados “persistieron con su actividad pese a advertir el peligro, ocupando el carril contrario y sin adoptar medidas de seguridad”. El tribunal señaló que los imputados “pudieron realizar otras conductas para evitar el desenlace”, y consideró acreditada la violación del deber de cuidado.

Lo que argumento la defensa

Soteri argumentaba que la materialidad delictiva no estaba acreditada, que Zafaroni había cumplido con los supuestos deberes de cuidado, que el accidente no se produjo por una falla del parapente y que si bien el lugar no está especialmente habilitado para esa actividad, tampoco se encuentra prohibido.

Hoz, por su lado, negó que circularan a «alta velocidad» como afirma la acusación (dijo que según un testigo iban a unos 45 kilómetros por hora) y remarcó que no había prohibición de práctica en ese sector.

También dijo que su asistido frenó el vehículo y les dijo los ciclistas que tuvieran cuidado con la soga y que la responsabilidad y posibilidades de soltar el parapente para evitar que la soga impactara en los ciclistas era de Zaffaroni.

Fuente: El Orden