Es por los sitios que proliferan en la web a través de páginas o apps. Expertos dicen que los chicos empiezan a jugar a través del celular desde los 12 años.
En la era digital, la adicción al juego ha dado un giro alarmante hacia los adolescentes. Las apuestas deportivas online se han convertido en una tendencia creciente entre los jóvenes, desplazando a los tradicionales bingos y casinos hacia el mundo digital, un terreno aún más peligroso por su accesibilidad para los chicos. Los sitios de apuestas aprovechan este canal para llegar a la juventud, transformando lo que parece ser una diversión pasajera en una adicción con consecuencias desconocidas.
Este cambio de época es evidente, ya que la adicción al juego no se limita a los 40 y 55 años, sino que afecta a los nativos digitales, sumergidos en juegos y aplicaciones online desde temprana edad. Agustín Dellepiane, psicólogo especialista en ludopatía, destaca la influencia de influencers financiados por grandes empresas de apuestas, quienes atraen a adolescentes desde los doce años.
La facilidad de acceso a las billeteras virtuales, disponibles a partir de los 13 años, permite a los adolescentes gestionar dinero destinado originalmente a necesidades básicas para realizar apuestas.
El problema afecta principalmente a los varones menores de 18 años, quienes crean perfiles falsos para participar en apuestas deportivas y otros juegos. Los expertos identifican tres tipos de jugadores: el social, que juega con los amigos cuando se juntan a ver un partido; el problemático, que ya empieza a aislarse ya que quiere jugar mucho tiempo y empieza a tener problemas en el colegio (pueden llegar a jugar en clase), y el compulsivo, que se sumerge en deudas mientras mantiene la ilusión de un gran triunfo.
El sistema de apuestas se ha vuelto sofisticado, con intermediarios que operan por WhatsApp y jóvenes que llegan a apostar hasta 500 pesos diarios, utilizando fondos provenientes de las billeteras virtuales de sus padres.
Los expertos aconsejan a los padres controlar el uso del celular, estar atentos a señales de adicción como el aislamiento y la irritabilidad, y fomentar la comunicación abierta. La conciencia sobre este problema emergente es crucial, no solo entre docentes y padres, sino también entre los propios adolescentes, quienes pueden desempeñar un papel crucial en ayudar a sus amigos a superar esta peligrosa adicción.
Fuente: Clarín