El presidente Alberto Fernández firmó este miércoles el decreto de promulgación de la Ley 27.636 de promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero, en un acto en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada. El mandatario celebró la norma como un «momento único para la vida de muchas personas» y remarcó que «como mayoría tenemos que dar todos los derechos que los que no son mayoría no pueden lograr».
Fernández comenzó su discurso rememorando una anécdota con Vilma Ibarra, actual secretaria Legal y Técnica de la Nación. «Le contaba a Elizabeth que yo tuve una gran maestra en estos temas, Vilma”, expresó emocionado. Hace unos años, continuó, «me acuerdo que estábamos enfrentando una campaña donde Vilma era candidata a diputada y hacía campaña con la Ley de Matrimonio Igualitario, que era un tema casi tabú entre nosotros. Y un día le dije ‘¿Tenemos que hablar mucho del matrimonio igualitario? Porque le estás hablando a una minoría’. Y ella me contestó: ‘las minorías solo tienen derechos si las mayorías les dan los derechos’. A mi eso me definió todo».
Tras mencionar algunas de las leyes que durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner permitieron ampliar derechos a miles de argentinos, como la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género, el presidente dijo que el de su antecesora fue el «gobierno más progresista de Latinoamérica a la hora de otorgar derechos. Fue tremendo todo lo que se avanzó en esos años». Sin embargo, aclaró, «soy consciente de todo lo que falta avanzar y la verdad quisiera ganarle a Cristina y que mi gobierno sea más progresista que el de ella y de más derechos que los que dio ella».
«La mejor Argentina es la que da derechos y la peor la que quita derechos. Porque hay quienes creen en Argentina que dar derechos es un problema porque rompe status quo. Creen que es mejor un país con derechos para algunos y no se dan cuenta que con esas lógicas también están activando la cultura del descarte, ya no por cuestiones económicas sino por cuestiones culturales, morales, éticas. Y una sociedad que descarta a su gente es una horrible sociedad», añadió.
También hizo un racconto de su gestión respecto a la inclusión del colectivo travesti trans y recordó que una tarde la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, le dijo que había que empezar a ver de qué modo podían «favorecer el acceso de la comunidad trans a la formalidad del empleo», porque, de no hacerlo, seguirían condenándola a la «marginalidad'».
«Eli me hablaba de la necesidad de la ley. Y le dije ‘bueno, hagamos la ley, pero empecemos nosotros, si el Poder Ejecutivo puede resolver esto por DNU. Y eso va a ser un impulso para que los demás poderes del Estado se sumen”, repasó sobre el Decreto de Necesidad y Urgencia firmado en septiembre del año pasado, que estableció que el sector público debe contar con un 1 por ciento de representación trans, travesti y transgénero.
Por último, le pidió a los ministros y ministras de su gobierno que revisen el registro de anotación voluntaria de personas travestis y trans aspirantes al trabajo en el sector público que se creó con ese DNU, y lo mismo a los empresarios y empresarias, para que «sumen a esas personas a la formalidad de ser parte de una sociedad, que tengan allí la posibilidad de encontrar un futuro».
«En una democracia la diversidad debe existir, pero dentro de la diversidad tiene que haber puntos de encuentro que nos unan, uno de esos puntos en común es dejar de marginar al otro, es terminar con la cultura del descarte, es entender que, como me enseñó Vilma, las minorías tienen derechos y las mayorías deben reconocerles esos derechos», concluyó.
Fuente: Página 12