La variante XBB de la cepa Ómicron se convirtió en la “pesadilla” para científicos e infectólogos del mundo por su capacidad de resistir a los tratamientos y a la inmunidad por una infección previa.
A medida que los meses pasan, la sensación que se percibe en la sociedad respecto a la presencia del virus del Covid-19 es que dicho germen va en camino a desaparecer. Sin embargo, la realidad está alejada de esa percepción: la aparición de la variante XBB de la cepa Ómicron es considerada como la “pesadilla” para los expertos en la materia y sus descendientes alcanzan mutaciones mucho más contagiosas y resistentes que ponen en alerta a la humanidad.
Si bien el número de contagios y hospitalizaciones alrededor del mundo ha disminuido, un reciente informe presentado en los Estados Unidos ha demostrado una realidad paralela en ciudades norteamericanas como Indiana, Nebraska, Illinois, Arizona, Nevada, Wisconsin, Oklahoma, Dakota del Sur, con significativos aumento de casos.
Con la llegada del invierno, las posibilidades de contagios se incrementan y la cepa Ómicron vuelva a adueñarse de la escena. Las denominadas subvariantes BA.5, BQ.1, BQ.1.1, BQ.4.6, BF.7, BA.5.2.6 y BA.2.75 han complicado la vida de los residentes de la región, según detallaron investigadores del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Si bien cada una de las subvariantes mencionadas no superan el 14% de contagios que impulsaron la oleada del coronavirus en el verano del hemisferio occidental -extendiéndose hasta agosto del 2022- , la versión XBB es la que los expertos temen por su fuerte capacidad de esquivar tratamientos y alcanzar una resistencia necesaria para subsistir.
El epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de Yale, Albert Ko, adelantó que hasta las personas que se hayan sometido a la vacunación o recuperado de una infección previa podrían “no producir anticuerpos” fundamentales para combatir a la variante Ómicron, llamado a convertirse en el virus predominante del mundo.
Fuente: Crónica