Los casos de neumonía causados por la bacteria en Tucumán alertaron a la comunidad. Un médico, una bióloga y un ingeniero explican cómo evitar posibles contagios en las casas.
Veintidós contagios, seis muertes, dos cuadros graves. Por lo menos, hasta el último reporte. El brote de neumonía bilateral iniciado en la Clínica Luz Médica de Tucumán, con su preocupante desarrollo, puso a la bacteria Legionella pneumophila -el agente causal- en el centro del debate público.
Los infectólogos y las autoridades sanitarias explicaron que la transmisión de esta bacteria se produce a partir de la inhalación de aerosoles generados por fuentes de agua contaminada, preferentemente, entre 20° y 45°.
La Legionella puede hallarse en sistemas de agua, hidromasajes, humidificadores y torres de enfriamiento, lo cual lleva a dos preguntas importantes. ¿Es posible que se desarrolle en los hogares? Y si es así, ¿cómo evitarlo?
“Efectivamente, se trata de una bacteria ubicua, que está presente mucho más de lo que nos imaginamos”, explica el ingeniero Antonio Chamorro, consultor dedicado a la evaluación, control y diagnóstico de legionella, hace tres décadas. Actualmente, se desempeña en la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad de la Universidad de San Martín.
“Hemos detectado que siete de cada diez termotanques la tienen en algún nivel, al igual que las torres de enfriamiento. Lo que ocurre es que si no se realiza un correcto mantenimiento, la bacteria comienza a crecer y se amplifica. Además, coexiste con otras bacterias. A medida que el agua tibia se estanca, hay mayores posibilidades de que crezca”, continúa el especialista en “edificios enfermos”.
Muchos termotanques ya vienen con tecnología anti-Legionella. Foto: Ariel Grinberg
Chamorro detalla que el hecho de que haya Legionella en un ambiente no significa necesariamente que alguien se vaya a enfermar. “Si no, en algún momento de la vida nos hubiéramos enfermado todos”.
La transmisión de este microorganismo solo se produce por la inhalación de aerosoles generados por fuentes contaminadas, y no por ingerir agua o alimentos. El agua, en otras palabras, debe “aerolizarse”, en forma de vapor. Los afectados suelen ser personas de la tercera edad, inmunocomprometidas, que han recibido algún tipo de trasplante de médula ósea o con comorbilidades.
Ya hay termotanques con tecnología anti-Legionella. Pero ¿qué pueden hacer quienes no los tienen para esquivar esta bacteria? “En primer lugar, tenemos que asegurarnos de purgar los termotanques, para que no acumulen agua tibia ni sarro en el fondo”, responde el experto, director del Airlab.
Hay válvulas diseñadas para esto. No hay que utilizarlas todos los días, pero sí es recomendable hacerlo cada tres o seis meses, con mucho cuidado de no quemarse. Si hay partes del hogar con cañerías que no se utilizan, también hay que prestarles atención, purgándolas. Si es factible, con agua caliente, por encima de los 55°?, pero a una temperatura segura.
La bactería suele reproducirse en instalaciones que tienen agua estancada.
“Otra forma de aumentar los cuidados es subir la temperatura del termotanque a 70° y purgar todas las líneas de la casa. También se puede remover el cabezal de las duchas y limpiarlo con una parte de lavandina en diez partes de agua”, continúa Chamorro.
En cuanto al humidificador, resalta que es importante mantenerlo limpio, “impidiendo que se forme sarro o el famoso verdín”. A menos que cuenten con torres de enfriamiento —donde circula agua que se evapora, por fuera de los edificios—, el especialista plantea que los aires acondicionado no suponen un problema.
Asimismo, comenta que hay formas alternativas de enfrentar la Legionella, que implican la incorporación de cloro, pero no lo indica para hogares particulares: sí o sí tiene que estar involucrado un profesional competente, que indique cómo proceder y qué cantidad usar.
“Hay que ser responsable y tratar de que el agua tibia o caliente no se estanque. Más allá de eso, en las casas no hay necesidad de hacer mucho más”. Y subraya: “A diferencia de otras neumonías, la que es producto de la legionella se puede prevenir: si se elimina la fuente, no hay enfermedad”.
Esos son los lineamientos a nivel de las viviendas. “En edificios de trabajo, hospitales, escuelas o cruceros, se vuelve crucial trabajar en la operación y mantenimiento de los sistemas, incorporando un plan específico y rutinario de control”, especifica Chamorro.Los tanques de agua del sanatorio Luz Médica que quedaron en la mira de la investigación. Foto: TN/Tucumán
Como punto de partida, remarca Clarín, se debe contar con planos actualizados de las instalaciones, para saber si hay caños ciegos. Al igual que en las casas, es clave que circule el agua, en una temperatura que no facilite el crecimiento de la bacteria (evitando, por supuesto, que el agua esté hirviendo para que nadie se lastime).
“Así como todos los días se barre la vereda y se limpia, hay que tener un programa de control de la legionella. En algunos países es ley y en otros es voluntario. En nuestro país, por ahora, no hay un proyecto en curso”, concluye el docente y consultor.
Fuente: Clarín