A casi tres años de la muerte de Facundo Astudillo Castro, el Juez Federal Walter López Da Silva decidió avanzar en la investigación contra el peritrucho Marcos Herrero y en las últimas horas dictó su procesamiento. La acusación ya se sabe: plantar pruebas para desviar investigaciones y culpar inocentes.
Este medio ha publicado infinidad de notas en donde se describió el delictivo accionar de Herrero, cuyo único y exclusivo objetivo fue “embarrar la cancha” en la investigación por la muerte de Facundo. Sembrar pruebas por doquier, engañar y mentir compulsivamente con el objetivo de inventar una desaparición forzada que nunca sucedió y lo más grave de todo: culpar inocentes.
Con una amplia apoyatura mediática y política, Hererro se movió a sus anchas cometiendo las tropelías más groseras y bizarras. Traído por la querella, este personaje puso en acción una vez más su modus operandi para hallar “sangre”, “amuletos”, “huesos” y “esencias de Facundo”. Todas falsedades astronómicas.
Herrero siempre fue un buscador de fama y dinero. Su condición de superhéroe esclarecedor de casos imposibles lo catapultaba y así desembarcaba en uno y otro caso. Siempre engañando y mintiendo. Lo hizo a lo largo y ancho del país. Hace dos semanas, en Mendoza no le dejaron pasar gratis sus maniobras y lo condenaron. Estaba sobregirado y ya plantaba huesos de un mismo esqueleto (que tenía en su casa) en diferentes causas judiciales.
Ahora, según pudo saber esta redacción, la Justicia Federal bahiense avanzará definitivamente contra el peritrucho por todo el reguero de pruebas plantadas que realizó en el Caso Facundo. La gran mayoría fueron obscenas: rastros de olor que Hererro detectaba pasados varios meses (la ciencia indica que no duran más de 72 horas); amuletos (que él o algún cómplice plantaron) en comisarías y patrulleros; rastros de sangre que nunca fueron sangre; huesos que pertenecían a animales etc etc etc.
Muchas veces la Justicia no tiene la celeridad pretendida. Sin embargo, siempre es mejor tarde que nunca. Y que los delincuentes no se sientan impunes es alentador para seguir creyendo.
Fuente: La Brújula 24