Una restricción aplicada por el gobierno de Giorgia Meloni pone en jaque a una gran cantidad de argentinos que desean solicitar la ciudadanía italiana. A partir de las nuevas condiciones de naturalización por derecho de sangre, la misma fue limitada a dos generaciones. Desde ahora, es necesario tener padre o abuelo nacido en Italia para obtener la nacionalidad.
Es una reforma importante del ius sanguinis por parte del Consejo de Ministros, ya que antes era suficiente con un bisabuelo o incluso un tatarabuelo nacido en suelo italiano para poder tramitar la ciudadanía.
Si bien no se brindaron detalles específicos al respecto, se espera en un futuro cercano que incluso se endurezcan las normas, ya que un integrante del Consejo llamó a “mantener lazos reales” con su país e indicó que se buscará la obligatoriedad de ejercer “los derechos y los deberes de los ciudadanos al menos una vez cada 25 años”.
“El principio del derecho de sangre no será abolido y muchos descendientes de emigrantes podrán obtener la nacionalidad italiana”, afirmó Antonio Tajani, ministro de Asuntos Exteriores y vicepresidente del Consejo de Ministros.
Sin embargo, aclaró que “se establecerán límites precisos, especialmente para evitar los abusos o la ‘comercialización’ de los pasaportes italianos”.
En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano puso como ejemplo a Argentina, que tiene la mayor comunidad de inmigrantes italianos, donde 20.000 descendientes obtuvieron la nacionalidad del país europeo en 2023 en virtud del derecho de sangre, mientras que en 2024 lo hicieron 30.000.
A su vez, en Brasil, otro país con una gran colectividad italiana, 14.000 personas obtuvieron la nacionalidad en 2022 y 20.000 en 2024, según la misma fuente.
Según un cálculo del ministerio italiano de Asuntos exteriores, con la ley que estaba en vigor hasta este viernes, entre 60 y 80 millones de personas en el mundo podían reclamar la nacionalidad italiana.
Fuente: Infobae