De Pringles a Malvinas en su propio avión

Los cuatro integrantes que viajaron en vuelo a bordo de un Cessna 182 a Malvinas, aterrizaron de regreso en Rio Gallegos y retornan a Pringles. Fueron recibidos con todos honores

Alberto Obejero, Roberto Cazes, Christian Peinemann y Juan Carlos Guarco arribaron el jueves a bordo de la aeronave Cessna 182 matrícula LV-FPO a Puerto Argentino. Luego de permanecer cinco días en las Islas Malvinas, emprenden su regreso a Pringles, previo aterrizaje en Río Gallegos donde fueron recibidos con todos los honores.

«Fue increíble el recibimiento. No entendía nada, bajo del avión y viene alguien, me toma del brazo y me lleva con el Secretario de Gobierno de Santa Cruz. Me dice: quiere saludarte, me hablaba de agradecimiento y si le permitía que le dé un abrazo» cuenta Juan Carlos a La Voz del Orden.

Los pringlenses del aeroclub local compartían en la noche de este lunes un asado en Río Gallegos, mañana descansan y el miércoles temprano salen hacia nuestra ciudad.

No es común que un avión monomotor cruce el océano atlántico para realizar un vuelo de más de 400 millas náuticas, y hay que destacar que tanto Obejero como Cazes habían hecho este mismo viaje en 2014.

Luego de cumplir con los requisitos para volar y pisar tierras extranjeras, los pringlenses aterrizaron en Puerto Stanley o Puerto Argentino.

Las condiciones climáticas en general en las Islas son adversas, pero afortunadamente para los de nuestra ciudad los días fueron atípicos, más agradables y llevaderos.

«Fueron días hermosos, totalmente atípicos, pero lógicamente estábamos bien abrigados».

El pringlense indicó que las Islas son extensas pero que hay lugares donde se desarrollaron combates que están muy cerca de la población.

 

Roberto Cazes, quien ya había realizado este viaje en 2014, relató la carga emocional al observar las tumbas de antiguos camaradas. “Es un homenaje a los verdaderos héroes que están allá. Revivir esa época es algo muy fuerte para todos nosotros”, señaló, destacando el respeto y la solemnidad del lugar.

‘Los lugares de combate están cerca de la población, el guía es un argentino que hace mas de 15 años que esta ahí haciendo este trabajo. A mí me llevó un tiempo caer, antes de salir de Pringles estaba muy emocionado. Pero cuando llegué es como que es tanta la preparación con el vuelo y muchas estimaciones de tiempos de llegada. Después, es ver esos lugares donde han tocado algo pero muy poco».

«Mis otros compañeros saben muchísimo de las batallas, a mí me causa dolor, no quise leer nada. Pero sí hablamos, del momento, en las condiciones en que estaban y lo que habrá sido eso, tremendo» agregó.

En Malvinas no se puede llevar escarapelas nacionales o desplegar una bandera argentina.

«Ellos la pasaron muy mal cuando los argentinos recuperamos Malvinas y no nos tienen muy bien vistos. Te observan, pero después no pasa nada. Y, sinceramente, no sé que les hubiera pasado a ellos si nosotros hubiésemos ganado» finalizó.

Un legado de orgullo y memoria

El vuelo no solo fue un logro técnico y profesional, sino también un símbolo de unidad y patriotismo. A través de esta experiencia, los pilotos reafirmaron el derecho soberano de Argentina sobre las Islas Malvinas y rindieron homenaje a los caídos en el conflicto.
Con la bandera argentina desplegada y un avión que porta con orgullo el logo de su primera travesía en 2014, los pilotos demostraron que las Malvinas son parte indeleble de la memoria colectiva argentina.

ROGELIO GÓMEZ – EL ORDEN – La Opinion Austral