Un equipo de científicos del CONICET ha iniciado un estudio innovador que podría cambiar la manera en que se diagnostica la depresión. Tradicionalmente, el diagnóstico de esta enfermedad mental se basa en la evaluación de síntomas psicológicos a través de entrevistas y cuestionarios clínicos. Sin embargo, este nuevo enfoque propone identificar biomarcadores específicos en la sangre que podrían señalar la presencia de depresión, ofreciendo una alternativa más objetiva y rápida.
La depresión es una de las principales causas de discapacidad en el mundo, afectando a millones de personas de todas las edades. Sin embargo, su diagnóstico puede ser complicado debido a la naturaleza subjetiva de los síntomas. Los investigadores del CONICET están buscando maneras de simplificar este proceso a través de un análisis de sangre que podría detectar cambios en ciertos componentes biológicos asociados con la depresión. Este avance permitiría una identificación más temprana de la enfermedad y un tratamiento más efectivo.
El estudio se centra en la búsqueda de biomarcadores, es decir, sustancias o cambios en el cuerpo que pueden medirse y que están asociados con una condición específica. En el caso de la depresión, los científicos están analizando diversas moléculas presentes en la sangre, como proteínas, ácidos grasos y otras sustancias químicas, que podrían actuar como indicadores fiables de la enfermedad. La identificación de estos biomarcadores no solo facilitaría el diagnóstico, sino que también podría ofrecer nuevas vías para el tratamiento personalizado de la depresión.
Una de las ventajas de este enfoque es que podría complementar los métodos actuales de diagnóstico, proporcionando una herramienta adicional para los profesionales de la salud. Un análisis de sangre podría realizarse rápidamente y ser menos costoso que las evaluaciones psicológicas prolongadas, especialmente en contextos donde el acceso a servicios de salud mental es limitado. Además, un diagnóstico basado en biomarcadores podría reducir el estigma asociado a la enfermedad mental, al enfocarse en un aspecto más físico y tangible de la depresión.
Los investigadores también subrayan que este método podría ser particularmente útil en el seguimiento de los pacientes a lo largo del tiempo. Los cambios en los biomarcadores sanguíneos podrían indicar la respuesta a los tratamientos, permitiendo ajustar las terapias de manera más precisa y efectiva. Este tipo de monitoreo podría ser crucial para evitar recaídas y mejorar la calidad de vida de quienes padecen depresión.
Sin embargo, es importante destacar que el camino hacia la implementación de este método en la práctica clínica aún es largo. Los estudios preliminares han sido prometedores, pero se requiere una validación más extensa antes de que los análisis de sangre puedan convertirse en una herramienta de diagnóstico estándar para la depresión. Los científicos están comprometidos a continuar esta investigación con el objetivo de llevar estos avances desde el laboratorio hasta las consultas médicas.
Fuente: DIB