Un 42,4% de las encuestadas consideró que la mayor discriminación es salarial y afirman cobrar hasta un 20% menos que los hombres por iguales tareas.
Siete de cada diez mujeres argentinas afirmaron haber padecido la desigualdad de género en el trabajo, y la brecha salarial entre hombres y mujeres aparece como la mayor discriminación, según un estudio del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (Cipdh), que funciona en el marco de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El informe publicado en vísperas del Día Internacional de las y los Trabajadores muestra que el 70,7% de las mujeres consultadas afirmó haber «experimentado algún tipo de discriminación en su carrera».
Sobre ese total, un 42,4% de las encuestadas consideró que «la mayor discriminación es salarial», dado que las mujeres afirman cobrar hasta un 20% menos que los hombres por actividades iguales, porcentaje que sube a 50% a nivel global.
La directora ejecutiva del Cipdh-Unesco, Fernanda Gil Lozano, señaló a Télam que los resultados son «casi una profecía autocumplida» y persiste una discriminación que «refuerza los estereotipos de género».
«A mí lo que me da mucho dolor sobre todo es la discriminación salarial; dentro de todo en la Argentina hay leyes donde, por ejemplo, dos decanos de una universidad tienen que ganar lo mismo sean varones o mujeres, pero hay un montón de otros trabajos que no», aseguró Gil Lozano.
El informe, al que tuvo acceso Télam, se realizó entre el 1 y el 24 de abril pasado, a partir del entrecruzamiento de datos de diferentes organizaciones e instituciones afines a la investigación académica, conjuntamente con un trabajo de campo elaborado por el propio organismo, que funciona en la Ciudad de Buenos Aires como entidad descentralizada en el ámbito del Poder Ejecutivo de la Nación, bajo el auspicio de Unesco.
El estudio se elaboró a través de un cuestionario sobre un total de 1.255 casos testigos tomados sobre mujeres trabajadoras de entre 18 y 60 años, y también se encuestó a la misma cantidad de hombres trabajadores en relación de dependencia para cotejar estadísticamente entre ambos géneros los rangos de acceso a diferentes puestos de trabajo, los diversos niveles educativos y salariales.
La investigación subraya que las mujeres trabajan en peores condiciones, dado que «el 60% de las trabajadoras está ocupada a media jornada porque no ha logrado encontrar un trabajo a jornada completa o por la dificultad para compatibilizar trabajo y familia».
El informe también destaca que el 30,9% de las mujeres encuestadas manifestó haber sentido un «trato diferencial», ya que observaron que compañeros varones recibieron ascensos a los que ellas no accedieron aún estando en mejores condiciones profesionales.
Sobre este punto, el estudio observó que las mujeres acumulan una mejor formación que los hombres: alrededor del 40% de las mujeres en el mercado de trabajo concluyó sus estudios universitarios frente a un 27% de los hombres.
Sin embargo, «sólo dos de cada diez mujeres ocupan puestos jerárquicos», lo que conlleva a que haya un mayor porcentaje de mujeres que «están sobrecalificadas para el puesto que ocupan», según arrojó la encuesta.
«Aunque la Argentina registra una percepción positiva de los avances en materia de igualdad de género en diferentes ámbitos, la mayoría de las mujeres reconocen que siguen enfrentando grandes desventajas en el mundo del trabajo», explicó Gil Lozano y marcó que «en todo el mundo las mujeres ganan menos que los hombres y siempre tienen mayor probabilidad de tener un empleo informal».
Además de la brecha salarial y el trato diferencial, el 26,7% de las encuestadas reconocieron sentirse discriminadas durante las entrevistas laborales con preguntas que «apuntaban a intereses maternales o de cuidados familiares».
A su vez, cinco de cada diez hombres consultados cree que «la maternidad condiciona las decisiones que toma la mujer en cuanto a su vida profesional y que la mayoría de ellas bajan su rendimiento profesional por las exigencias que impone la maternidad».
Para Gil Lozano, este último índice «demuestra que hay un agregado machista muy elevado en el ámbito laboral que discrimina a las mujeres por su propia condición natural y las obliga a replegarse a tareas de menor valía».
«En la teoría, las empresas dicen que promueven la inclusión y el desarrollo femenino, pero la realidad es que aún hay muy pocas mujeres en los lugares de toma de decisiones», sostuvo Gil Lozano y aseveró que «todavía falta un cambio cultural muy fuerte para lograr la preservación de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral».
Respecto a los desafíos por delante, la directora del Cipdh-Unesco aseguró que «el Estado argentino quiere garantizar la igualdad, el tema es cómo hacemos para que esto se cumpla realmente».
«Hay que hacer más políticas públicas para promover más acciones y también para hacer cumplir las leyes», destacó y adelantó que desde el Cipdh están trabajando para que el Gobierno cuente con bases de datos e información global que disparen estrategias cada vez más inclusivas.
En este sentido, concluyó: «Hay mucho para trabajar y sobre todo en lo que es la cultura y el sentido común, que para las mujeres muchas veces es el peor de los sentidos porque tiene una carga de prejuicios enorme».
Fuente: Télam