Al intervenir este viernes en un evento para conmemorar los diez años del primer encuentro de los Movimientos Populares en el Vaticano, el papa Francisco no solo volvió a pedirles que sigan luchando en paz, por “tierra, techo y trabajo” -algo que definió como “derechos sagrados”-, sino que también se refirió en términos muy críticos a la situación social conflictiva de la Argentina.
Tras denunciar “el silencio de la indiferencia” que “habilita el rugido del odio”, y advertir que “el silencio frente a la injusticia abre paso a la división social, la división social a la violencia verbal, la violencia verbal a la violencia física y la violencia física a la guerra de todos contra todos”, el Papa dejó de lado su discurso y se refirió a la protesta ante el Congreso en la que una niña de diez años fue rociada con gas pimienta por la Policía Federal, en medio del protocolo antipiquetes a cargo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
“Me hicieron ver un filmado de una represión, hace una semana, obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle (…) y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay: el gas pimienta”, denunció. “No tenían derecho a reclamar, pero en vez de pagar justicia social, el Gobierno pagó el gas pimienta”, lamentó.
Francisco se mostró preocupado, por otro lado, por cómo avanza “una forma perversa de ver la realidad, que exalta la acumulación de riquezas como si fuera una virtud”. “Les digo: no es una virtud, es un vicio. Acumular no es virtuoso, distribuir sí lo es. Jesús no acumulaba, Jesús multiplicaba y sus discípulos distribuían”, sentenció.
Fuente: La Nación