La puntaltense Elba Mansilla, jefa de enfermería del mencionado nosocomio, explicó cómo fue el proceso de la enfermedad y habló del emotivo reencuentro con su marido, a quien no pudo ver durante más de un mes.
El pasado 25 de abril marcó un punto de inflexión en la vida de Elba Mansilla, la jefa de enfermería del Hospital Penna.
Ese día y después de algunas horas con fiebre y dolor de cabeza, su hisopado le dio positivo de COVID-19.
De allí en más y como ella bien mencionó en comunicación con el programa Nunca es tarde, de LA BRÚJULA 24, le tocó ponerse «del otro lado del mostrador».
Sus reiterados episodios de fiebre derivaron en un cuadro de deshidratación que obligaron a trasladarla desde el Hospital Evar Perón de su Punta Alta natal al Penna, para una mejor recuperación.
Ayer y después de más de un mes aislada, recibió su segundo hisopado negativo, por lo que Elba puede declararse oficialmente como recuperada de la enfermedad.
«Estuve 14 días sin síntomas, pero el hisopado volvió a darme positivo. Recién a los 21 días, me hicieron el segundo y dio negativo. Ayer me hicieron otro, siguiendo el protocolo para personal de la salud, y también dio negativo, por lo que recibí el alta definitiva», contó Elba.
Su recuperación definitiva, también significó un emotivo reencuentro con su marido, quien misteriosamente no se contagió y de quien estuvo alejada durante más de un mes.
«Mi marido nunca dio positivo. A todos les llama la atención, porque fue el contacto más estrecho que tuve. A él le dieron el alta a los 14 días y recién ayer nos volvimos a ver después de un mes. El encuentro fue muy emocionante, con lágrimas. Fue un proceso muy largo», dijo Elba.
Mansilla demuestra pasión por su trabajo y como la crisis no terminó, la semana que viene se reintegrará a su trabajo en el nosocomio de nuestra ciudad para ponerse otra vez en el frente de batalla.
«Mis compañeros se sacrifican muchísimos y vienen haciendo un trabajo inmenso. La enfermería es una profesión que lamentablemente estuvo invisibilizada por mucho tiempo. Ojalá que después de esto, podamos ser vistos de otra manera. La mayoría tenemos más de un empleo y tenemos que estar en dos hospitales al mismo tiempo», dijo.
«Soy donante de órganos desde que tengo 18 años y hace un tiempo también me convertí en donante de médula ósea. Ahora me voy a donar plasma para ayudar a quienes se contagien», resaltó.
¿Cómo se contagió?
Las hipótesis sobre cómo contrajo la enfermedad son muchas, pero según Elba, una reunión con una compañera que hasta el momento se mostraba asintomática, pudo haber marcado el inicio.
«Hay hipótesis sobre cómo me contagié, pero la verdad que no sé con exactitud. Creemos que fue por contaminación de alguna superficie, pero la misma OMS manifestó contradicciones respecto al tema. Tuve una reunión con la enfermera que resultó positiva, antes de que ella comience a manifestar síntomas. Siempre tomamos todos los recaudos. Mantuvimos la distancia, no tocamos los mismos elementos, pero podemos presumir que evidentemente hay personas que son más susceptibles que otras a contraer la enfermedad. En esa reunión hubo otras enfermeras, pero ninguna otra dio positivo», mencionó.
Cuando le detectaron la enfermedad, Elba reconoció que tuvo miedo, aunque guardaba la tranquilidad «de haber respetado siempre el aislamiento social».
«En mi caso empezó como leve, pero tuve algunas complicaciones. Lo que más me desequilibró fueron los reiterados episodios de fiebre, que me provocaron un estado de deshidratación. Estaba inapetente y no podía tomar líquidos», contó
Lo que más le llamó la atención a Elba es que de las tres personas que resultaron positivas en el Penna, fue ella la que más cantidad de síntomas presentó y la que tuvo que afrontar el proceso más largo.
«No se sentía diferente a una gripe o a una neumonía. Tuve requerimiento de oxígeno, pero fue mínimo. Con el tratamiento médico pude recuperarme bien. Es un virus muy contagioso y hay que cuidarse. No hay que generar miedo, porque lo psicológico juega un papel fundamental, pero si hay que extremar las medidas de precaución», completó.
Fuente: La Brújula