Merecido homenaje a las enfermeras tucumanas que atendieron soldados heridos en Malvinas
A 40 años de la Gesta de Malvinas, la Legislatura de Tucumán distinguió a Ana María Mendoza, Ana Cancino, Vicenta Mercado y Raquel Ramos, cuatro enfermeras tucumanas
que atendieron a los soldados argentinos en los hospitales navales de Puerto Belgrano y Punta Arena, y al excombatiente Carlos Ardiles.
El acto fue encabezado Sergio Mansilla, acompañado por el legislador Zacarías Khoder. El parlamentario bandeño destacó el rol que tuvieron las enfermeras tucumanas en los hospitales navales de Puerto Belgrano y Punta Arena, donde atendieron a decenas de soldados heridos. «Ellas no solo dieron todo desde su rol profesional, sino también tuvieron que hacer de madres, por eso hoy como Legislatura hemos querido hacerles este reconocimiento», sentenció.
Ana María Mendoza agradeció a la Legislatura en nombre suyo y de sus compañeras por este esperado reconocimiento: «Sirve para visibilizar la tarea que llevamos adelante”. Además, reveló que el recuerdo más cruel que le tocó vivir fue atender a los soldados heridos del crucero Belgrano, porque el quemado por fuego, no es lo mismo que el quemado por frío.
«También nos tocó llevar muchos chicos al quirófano que no volvían, o si lo hacían, regresaban con algunos de sus miembros amputados. Nosotras no estábamos preparadas para semejante tarea y recién después de 35 años pudimos empezar a expresarnos sobre el horror que nos tocó vivir», repasó conmovida.
Finalmente, Mansilla resaltó especialmente el heroísmo de las enfermas y el excombatiente: «Para nosotros es una satisfacción que ustedes como tucumanos hayan participado de esa gran epopeya y no nos va alcanzar la vida, ni la de nuestros hijos, ni nietos para agradecerles lo que hicieron por nosotros», cerró.
En diálogo con eltucumano, Antonia y Raquel recordaron con emoción lo vivido en la guerra:
Antonia vive actualmente en Alberdi, y cumplió tareas en el hospital Naval: «Atendíamos los heridos que llegaban desde Malvinas y desde el Crucero Belgrano cuando fue el hundimiento. Nuestro casco era una cofia, éramos enfermeras. Nuestro uniforme un ambo, un delantal y una cofia. Esa fue la lucha nuestra», recordó.
«Me fui de Tucumán a los 19 años, en el 79. La guerra comenzó en abril del 82, tenía 22 años. Éramos todas jóvenes. Había mamás y mujeres embarazadas. Nos sorprendieron con una guerra que ningún ser humano lo espera, pero pusimos todo de nuestra parte para ayudar en la atención integral de los pacientes que venían de la guerra», afirmó.
Raquel recordó que «estando ahí sólo sentimos la vocación de servicio, vivíamos para eso, para atender a quiénes lo necesitaban. Le brindamos lo mejor a los heridos», mientras su compañera acotó que las guardias eran de más de doce horas, y que se trataba de pacientes con «patologías muy severas».
Fuente: El Tucumano