Son imágenes que conmueven: yacarés refugiados en una pequeña laguna, mientras alrededor las llamas lo consumieron todo. De hecho este medio dio cuenta de la experiencia del bahiense José Bianco, enviado por Canal 13 a cubrir los siniestros en esa zona del litoral.
Es sólo una de las dramáticas escenas que el fotógrafo de naturaleza Emilio White retrató cuando se enteró de la tragedia ecológica que sufre la región de los Esteros del Iberá, en Corrientes, un gigantesco macroecosistema de unos 12.000 kilómetros cuadrados que alberga humedales únicos por su altísimo grado de biodiversidad.
“Quise ir a contar la historia de la fauna, y me encontré con un panorama desgarrador, mucho peor de lo que imaginaba. Pensé que iba a encontrar todo ya quemado, pero me sorprendí al ver que el fuego seguía activo, había olor a humo todo el día, todo el tiempo, en todos lados”, relató sobre su incursión en la reserva Don Luis, al norte del Parque Nacional Esteros del Iberá.
Corrientes atraviesa una crisis de quemas histórica, que por su amplitud territorial y por la velocidad con la que avanza el fuego, es inédita para muchos especialistas.
White describe la desesperación que sienten los animales en medio de las llamas: “Pasaban quices corriendo por todos lados, escapando del fuego. Había monos refugiados en los únicos espacios no quemados, y la gente les llevaba agua”.
En la zona, el clima es también un enemigo. De hecho, cuando asciende la temperatura al mediodía, todo el humo y las cenizas se transforman en trombas: espirales de polvo que aparecen en el horizonte y se extienden hasta las nubes. “Es un escenario dantesco, un infierno”, dice el fotógrafo.
Para los especialistas, los incendios se originaron por la costumbre local de hacer quemas cuando los espacios están secos, ya que naturalmente se apagan y luego crece la vegetación nuevamente, que sirve de alimento para el ganado.
Fuente: La Nación