A meses de pasar a situación de retiro, el Suboficial Mayor Operaciones Radarista Rubén Orlando Vivas está destinado en el Departamento Evaluación y Adiestramiento de Apoyo Operativo en el Comando de la Flota de Mar (COFM). Desde allí hace un repaso y recuerda con emoción sus 35 años en la Armada Argentina.
Este marino cordobés nació en septiembre de 1967 y realizó sus estudios secundarios en la Escuela Técnica “General San Martín” de Villa María, a unos 150 kilómetros de la ciudad capital de Córdoba.
Una tarde, cursando el último año de secundario, Rubén salió a caminar con una de sus hermanas por el centro de la ciudad, pasó por el frente de la Delegación Naval de Córdoba, donde consultó por los requisitos de ingreso.
Una vez egresado como técnico electrónico, decidió inscribirse en 1987. “Realicé el Período Selectivo Preliminar en Puerto Belgrano, en la vieja Escuela de Armas. Allí nos formamos en la especialidad que nos dieron a cada uno de los técnicos; y me asignaron al escalafón Operaciones”, comenzó su relato.
Su primer destino al egresar de la Escuela de Suboficiales, en 1989, fue a bordo del destructor ARA “La Argentina”, con apostadero en la Base Naval Puerto Belgrano. Luego, su primer traslado fue a Ushuaia, a la lancha rápida ARA “Indómita”, donde estuvo 3 años y regresó a Puerto Belgrano con el grado de Cabo Principal para realizar el Curso de Ascenso a Suboficial.
Finalizado el mismo tuvo otro destino en la Flota de Mar, en esta oportunidad, en la corbeta ARA “Heroína”: “Guardo gratos recuerdos de los 6 años que estuve allí; durante este tiempo navegamos mucho, y marcó mi carrera. Me hizo poner la camiseta de la Armada Argentina y de la Flota de Mar”. Más tarde, sus próximos destinos serían la División de Corbetas y la corbeta ARA “Parker”.
Otro de los lugares que transitó en su camino como Suboficial de la Armada es el actual Centro de Instrucción en Técnicas y Tácticas Navales. Allí, el Suboficial Vivas se desempeñó en el cargo de Reparaciones Electrónicas y Mantenimiento de los adiestradores para las prácticas del personal militar de las unidades de superficie. También fue instructor de Guerra Electrónica para los Cabos Principales cursantes de la especialidad Operaciones.
La carrera del marino cordobés prosiguió en el Departamento Auditoría del Arsenal Naval Puerto Belgrano donde se interiorizó sobre reglamentaciones, inspecciones y controles de lugares y bienes de la Armada.
Estos últimos 6 años lo encuentran en el Departamento Evaluación y Adiestramiento de Apoyo Operativo del COFM, donde su tarea diaria consiste en realizar inspecciones y asesoramiento sobre rutinas y maniobras en el ámbito naval.
A mediados de septiembre, el Suboficial Vivas fue parte del grupo evaluador del Departamento del COFM que se embarcó en comisión en el destructor ARA “Sarandí”, unidad que participó en el Ejercicio Naval Integrado “Miaplácidus”, en el marco del Plan Anual de Adiestramiento Operativo 2022.
Durante el ejercicio, Vivas y el grupo en comisión evaluaron los diferentes elementos que componen el alistamiento operativo de las unidades navales; el progreso de los conjuntos operativos relacionados a la gestión segura de los medios; como así también el desempeño de las dotaciones en los distintos roles de adiestramiento.
Un camino emocionante
“La conclusión final de mi camino es emocionante. En la Armada pude conocer lugares que ni en mis mejores sueños me hubiese imaginado conocer”, destaca Rubén Orlando.
“Cumplí el sueño de navegar a bordo del aviso ARA ‘Suboficial Castillo’ y en la fragata ARA ‘Libertad’”, describe, destinos navales que son sinónimo de Campañas Antárticas y Viajes de Instrucción alrededor del mundo.
Casado hace 29 años con Adriana Cecilia, docente y actual directora de un colegio secundario –y madre de sus 3 hijos Federico (26), Paula (23) y Nahuel (21) — Rubén contó que en sus ratos libres practica ciclismo con ella y es un cable a tierra que los mantiene físicamente activos.
A Córdoba vuelve asiduamente, donde se encuentran su mamá y sus hermanas. Él se radicó con su familia en Punta Alta, ciudad cercana a la Base Naval Puerto Belgrano hace varios años. “Cada uno fue haciendo su camino, aunque seguimos en contacto estrecho con los compañeros de secundario”, expresa.
A sus 55 años de edad y 35 de marino, está satisfecho por los logros alcanzados y la experiencia adquirida en la Institución: “La Armada Argentina me dio todo y le estoy muy agradecido. Siempre quise ser militar y toda mi carrera ha sido un cúmulo de emociones y de experiencias, que fueron mucho más allá de las expectativas de aquel joven que vivía en Córdoba”, sonríe, al tiempo que asegura que no se vería con otro uniforme que no fuese el naval.
“Considero que la Armada Argentina es un punto de encuentro para mucha gente. Es un sentimiento que emociona, que tiene mucho de compromiso. Me siento realmente orgulloso de haber servido a mi país a través de la Armada”, concluye.
Gaceta Marinera – Mar Adentro