La inflación de enero fue de 2,3%, como resultado de la tensión entre el congelamiento de tarifas y la estabilidad en la cotización del dólar y, por otro lado, la presión aportada por el reintegro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los alimentos de la canasta básica.
Se trata de la primera medición de un mes completo de gobierno de Alberto Fernández, y antes que el Indec la difunda, ya había diferencias entre las estimaciones oficiales y las privadas.
La inflación del 2,3% del mes pasado, publicada por el ente estadístico, fue mucho menor al 3,5% que proyectaban el promedio de las consultoras y estuvo en línea con las expectativas optimistas del Gobierno. En la variación interanual, el índice de precios (IPC) fue del 52,9%.
El dato mensual muestra una fuerte desaceleración, teniendo en consideración que en diciembre había sido del 3,7%, y que en la primera semana de enero se reincorporó el IVA en los 13 productos de la canasta básica a los que se le había quitado en los últimos meses del año pasado.
De hecho, se trata de la menor variación de precios desde julio de 2019, cuando hubo una inflación del 2,2%. Desde entonces, el IPC mensual no bajó de 3,3%, con un pico de 5,9% en septiembre, tras la devaluación ocurrida luego de las PASO.
Los mayores aumentos estuvieron concentrados en recreación y cultura (5%) y en alimentos y bebidas, con 4,7%, el doble del promedio mensual. Se trata de un rubro sensible por el impacto que tiene en los niveles de pobreza. «En las subas se destacan carnes y derivados e infusiones, azúcar, dulces y golosinas», señala el informe del Indec.
También hubo incrementos por arriba del promedio en los sectores bebidas alcohólicas y tabaco (4,3%), restaurantes y hoteles (4,2%) y bienes y servicios varios (3,1%). En tanto, aumentaron por debajo del 2,3%: transporte (1,5%); prendas de vestir y calzado (1,1%); vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (0,6%); educación (0,5%), y comunicación (0,1%).