«Hoy es un día muy especial», dijo Mauricio Macri, mientras ingresaba ayer con paso lento y rostro sonriente al salón de los Científicos para su última reunión de gabinete. Sonoros aplausos lo recibieron: eran sus ministros, que minutos antes se habían sacado selfies, abrazados y en el histórico balcón que da a la plaza de Mayo.
Un rato después, Macri llegaba a la Sala de Periodistas de la Casa Rosada. Transmitió un mensaje conciliador con el nuevo gobierno de Alberto Fernández, que comenzará hoy.
«Ponerle la banda (a Fernández) es un momento simbólicamente muy importante. Y arranca un nuevo período en la Argentina, él tendrá su mensaje, sus propuestas, y trataremos después de mucho tiempo de hacer una oposición constructiva. Siento que eso es algo que compartimos todos los que estamos en Juntos por el Cambio, hay vocación de ser constructivos. Queremos ayudar a que ese proceso continúe», dijo el Presidente en el breve encuentro con los medios. Lo acompañaban el jefe de gabinete, Marcos Peña; el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis; el secretario de Medios, Jorge Grecco, y el vocero presidencial, Iván Pavlosky.
¿Teléfono abierto para Fernández? «Por supuesto, hemos quedado que en donde haya oportunidad de acordar cosas, transmitir experiencias, sobre todo en relación al mundo, que ha cambiado mucho, en los últimos cinco años. Acá estaremos. No, acá no, en otro lado», se corrigió.
¿Liderará la oposición? «Me he comprometido con millones de argentinos que nos han votado (.) Yo diría tratar de ayudar a coordinar, seamos más humildes en este momento», contestó el Presidente con una sonrisa ante la pregunta de LA NACION.
Desde temprano, el Presidente vivió con mucha actividad su última jornada en Balcarce 50. Mientras otros funcionarios terminaban de vaciar sus despachos, Macri dedicó varias horas a «cerrar» su ciclo en la Casa Rosada. La despedida incluyó, además de las reuniones con sus ministros, encuentros con sus socios políticos, algún encuentro diplomático de alto nivel y el respaldo a Horacio Rodríguez Larreta, que asumió su segundo mandato en la Ciudad de Buenos Aires.
A mediodía, Macri almorzó con los también macristas Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo, Humberto Schiavoni; los dirigentes radicales Mario Negri, Eduardo Valdés, Gerardo Morales y Luis Naidenoff; más el peronista Miguel Pichetto y los diputados de la CC-ARI, Maximiliano Ferraro y Juan López, todos protagonistas y socios de la alianza Juntos por el Cambio. En su despacho, la vicepresidenta Gabriela Michetti-había llegado a la reunión de gabinete media hora después que el Presidente-comió a solas con Martín Borrelli, funcionario hasta ayer del Ministerio de Justicia.
Entre colaboradores que llevaban y traían cajas de cartón, los ministros y funcionarios ya se preparaban para lo que viene. «Me voy a poner una fundación», decía un alto funcionario que ya había vaciado su oficina. «¿Ya sacaron las vallas?», decía otro colaborador presidencial, mientras miraba por la ventana hacia la plaza de Mayo. Allí, un grupo de simpatizantes kirchneristas cantaba la marcha peronista frente a lo que quedaba del vallado, quitado por un acuerdo entre Fernández y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
La transición aceleraba. Abelardo Vitale, funcionario entrante, llegó al primer piso para hablar con Hernán Iglesias Illa, de la jefatura de gabinete saliente. Patricia Bullrich se fue de la Rosada con otra cita importante: su sucesora, Sabina Frederic, llegaba a su despacho del Ministerio de Seguridad.
A primera hora de la tarde, Macri recibió al enviado del gobierno chino que estará hoy en la asunción de Alberto Fernández, junto al secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo. Por la tarde se despidió formalmente de los empleados en el patio de las Palmeras, y luego llegó a Parque Patricios para asistir a la jura de los funcionarios que integrarán el gobierno porteño de Rodríguez Larreta.
En relación al futuro, Macri había afirmado: «Que voy a hacer mañana? Irme a mi casa, tomarme unos días descansar, porque este vértigo desde hace muchos años no para. Si no me mató el estrés del año pasado.hay que darle tiempo al cuerpo para que se restablezca», afirmó. Antes de despedirse de los medios, también habló de la derrota de su candidato, Christian Gribaudo, en las elecciones del domingo en Boca Juniors, y aceptó sacarse fotos con los periodistas acreditados.
¿Su mayor logro? «Haber transferido y transmitido paz y libertad a todos los argentinos. Es desde el lugar dónde uno puede crecer», dijo Macri, con tono bajo y algo nostálgico, en su último día en la Casa Rosada.
Fuente: La Nación