Según una nueva encuesta presentada por UNICEF, más de un millón de niños y adolescentes en Argentina han dejado de consumir al menos una comida diaria (desayuno, almuerzo, merienda o cena) debido a la falta de dinero.
Esta situación también afecta a tres millones de adultos. La falta de ingresos ha provocado una reducción del 67% en el consumo de carne y del 40% en la ingesta de frutas, verduras y lácteos.
La inestabilidad laboral y la insuficiencia de ingresos en los hogares con niños y adolescentes son los principales factores de esta situación, según la Encuesta Rápida sobre la Situación de la Niñez y Adolescencia 2022 de UNICEF. Este estudio, representante de todos los hogares con niños y adolescentes en el país y comparable con relevamientos realizados en 2020 y 2021, revela que uno de cada tres hogares no puede cubrir sus gastos corrientes y el 50% no puede pagar los gastos escolares, incluyendo la compra de libros y útiles.
La falta de recursos también afecta la salud: uno de cada cuatro hogares ha dejado de ir al médico o al odontólogo, y casi un 20% ha suspendido la compra de medicamentos. Además, más del 30% ha tenido que recurrir a ahorros o pedir dinero a familiares para cubrir necesidades básicas. Ante la falta de recursos, el 20% de los hogares se ha endeudado, principalmente con ANSES, a través de créditos bancarios o prestamistas informales, lo que genera presiones adicionales sobre los ingresos disponibles.
La encuesta confirma que el 55% de los hogares con niños y adolescentes reciben alguna medida de protección social”, afirmó Luisa Brumana, Representante de UNICEF Argentina. “En tiempos de crisis económica, el Estado debe garantizar que la niñez y la adolescencia estén protegidas mediante presupuestos y políticas inclusivas que les permitan salir de la pobreza y la indigencia.
Inseguridad alimentaria
El riesgo de inseguridad alimentaria se refleja en que el 36% de los hogares con niños y adolescentes han dejado de comprar algún alimento por falta de dinero. Este promedio esconde grandes disparidades, llegando al 50% en hogares que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Tarjeta Alimentar, en hogares numerosos, con jefatura femenina o endeudados.
En los casos donde el padre no vive en el hogar, se observa otra presión adicional sobre los ingresos: una de cada dos mujeres afirma no recibir la cuota alimentaria, llegando al 63% entre aquellas que solo la perciben de forma esporádica. Esta situación se agrava en los hogares en mayor vulnerabilidad.
Declive de la clase media
“Los resultados del estudio muestran un declive de la clase media, donde la insuficiencia de ingresos obliga a usar ahorros o endeudarse para mantener condiciones de vida mínimas para la niñez. En los hogares ya en situación de pobreza, esto se traduce en la falta de un plato de comida”, señaló Sebastián Waisgrais, Especialista en Inclusión Social.
La insuficiencia de ingresos también favorece que las y los adolescentes realicen actividades económicas que tienen impactos negativos sobre sus trayectorias escolares, entre otras vulneraciones de derechos. Los datos muestran que esta situación se sostiene desde el inicio de la pandemia: 1 de cada 4 adolescentes realiza actividades orientadas al mercado y un 10% adicional busca trabajo.
Desafío
“La situación actual plantea un desafío en términos de generar y mantener ingresos suficientes en los hogares con niños y adolescentes. En un momento en que el país discute las próximas medidas económicas, es importante recordar que los recursos destinados a la infancia deben ser protegidos”, resaltó Brumana.
Fuente: InfoGEI