Qué es la inteligencia artificial agéntica, la «próxima frontera»

Una persona quiere comprar un lavarropas. Le dice a su asistente de inteligencia artificial que lo busque, compare precios, elija el mejor modelo y lo pague en 12 cuotas. La IA obedece: navega por tiendas, consulta condiciones de financiación, verifica el stock y cierra la operación. Del otro lado, otra IA responde a cada paso del proceso: pide datos al sistema de reposiciones, habla con finanzas y finalmente envía el producto. Todo se resuelve sin que intervenga un solo ser humano. Esta escena, que hasta hace poco parecía futurista, ya es perfectamente posible gracias a una nueva tecnología: la inteligencia artificial agéntica.

A diferencia de los conocidos modelos de lenguaje como ChatGPT, Gemini o Claude, que sólo responden a las órdenes que reciben, los agentes de IA pueden planificar, decidir e interactuar de manera autónoma. “Es la próxima frontera”, dice Erik Pounds, director de marketing de productos de NVIDIA. La clave está en su capacidad para resolver problemas complejos que antes solo una persona podía abordar, articulando múltiples pasos sin asistencia directa. Esto abre un nuevo universo de posibilidades para la automatización de tareas en casi todos los sectores.

María Frances Gaska, directora de tecnología de Humai, detalla que estos agentes no sólo se integran con plataformas como GitHub, bases de datos o Excel, sino que además se comunican entre ellos. Incluso Google ya lanzó un protocolo para que puedan intercambiar información de manera eficaz, potenciando aún más su autonomía. Es decir, un agente puede elegir convocar a otro agente para colaborar en resolver una tarea, como si se tratara de un equipo de trabajo digital capaz de tomar decisiones en conjunto.

Hacia el futuro, se proyecta que un tercio del software que se utilice en 2028 incorporará agentes agénticos capaces de interactuar por texto, sin necesidad de que el usuario toque un botón. Plataformas como Airbnb podrían transformarse en sistemas donde un asistente virtual lo haga todo por vos: desde elegir el alojamiento hasta gestionar pagos y horarios. Esta evolución marca el paso hacia una “tercera generación” del software, mucho más intuitiva y personalizada.

Sin embargo, señala Página 12, el desarrollo de esta tecnología también impone nuevos desafíos éticos. “Hay que pensar cuánta autonomía se les permite”, advierte Gaska. Si bien los agentes pueden operar con gran eficiencia, aún no son infalibles. Otorgarles demasiado poder sin los controles adecuados podría no solo generar errores, sino también desplazar empleos y cambiar radicalmente el mercado laboral. La clave estará en encontrar el equilibrio justo entre su enorme potencial y el respeto por los límites humanos.

Fuente: Página 12