Siete de cada diez argentinos vive bajo estrés económico

La relación de los argentinos con el dinero atraviesa un momento crítico, marcado por altos niveles de estrés financiero y una creciente desconfianza hacia el sistema económico. Según el Estudio de Bienestar Financiero de Mercer, siete de cada diez personas experimentan algún grado de estrés cuando piensan en su situación económica, mientras que un 14% sufre un nivel alto, afectando incluso su descanso. En este último grupo, dos de cada tres son mujeres. Además, para un 28% de los encuestados, afrontar un gasto inesperado de $250.000 se convertiría en una crisis significativa.

Este escenario tiene impacto directo en la vida laboral. Como explicó Dolores Liendo, directora de Wealth en Mercer, “el bienestar financiero dejó de ser un tema privado para convertirse en un desafío organizacional”, ya que la incertidumbre afecta energía, concentración y productividad. Aunque el número de inversores creció con el auge de las billeteras digitales, Argentina sigue rezagada en educación financiera: solo el 25% tiene conocimientos básicos, según la CNV.

El crecimiento del mercado, sin embargo, parece haber sido más táctico que estratégico. Para Nery Persichini, analista de GMA Capital, la expansión de cuentas comitentes respondió a la necesidad de protegerse frente a la inflación y acceder a liquidez inmediata. Pero advierte que el desafío ahora es lograr un cambio cultural: “Si aprovechamos esta masa crítica, el desafío es pasar del ahorrista táctico al inversor estratégico”.

A esto se suma la desconfianza estructural. Las crisis económicas y los diez defaults soberanos dejaron una marca profunda: los argentinos mantienen unos US$248.000 millones fuera del sistema financiero. Esto explica la preferencia por el dólar físico y la reticencia a canalizar ahorros hacia instrumentos regulados.

En términos de ahorro, la prioridad del 55% es juntar dinero para un gasto futuro, mientras que un 38% también lo hace pensando en su pensión. Pero los obstáculos abundan: ingresos insuficientes (48%), falta de conocimiento (31%) y gastos imprevistos (30%).

La confianza en los asesores financieros sigue siendo baja: predominan los consejos de familiares (54%) y amigos (44%), lo que en ocasiones abre la puerta a errores o estafas, como ocurrió con el esquema Ponzi de San Pedro. Expertos recomiendan desconfiar de promesas de retornos fijos, verificar regulaciones y recurrir a fuentes oficiales como la CNV.

Fuente: DIB