El vuelco es total. Los argentinos pasaron de tener un presidente rechazado por dos de cada tres personas a tener un mandatario que en tres semanas mejoró notoriamente su imagen y batió su propio record de opiniones positivas.
Sin embargo, no son todas rosas. Hay una mayoría sólida que piensa que la política económica debe estar orientada a mejorar la situación de los que menos tienen, pero cuando se evalúan las medidas concretas hay controversias y opiniones divididas. Tampoco se esperan milagros ni existe la percepción de que todo mejorará de manera rápida. En lo que sí hay unanimidad es en que la política y la justicia deben hacer gestos, en concreto un ajuste.
Las conclusiones surgen de una encuesta nacional, exclusiva para Página/12, del Centro de Estudios de Opinión Pública, que encabeza el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1523 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico–social. Las entrevistas fueron telefónicas.
Giro
«En la opinión pública se instaló un nuevo clima de época –define Bacman–. Al final del mandato de Mauricio Macri más del 65 por ciento evaluaba a la economía de manera negativa y las expectativas de mejoras con la gestión de Cambiemos, también eran negativas. Un panorama muy malo. Hoy las cosas han cambiado. Y vaya si han cambiado. El humor social es otro. Para empezar se puede observar la estructura de las preocupaciones de los argentinos. El cambio de tendencia en este indicador también es importante. Aunque si bien es cierto que la economía y la inflación siguen estando al tope de los problemas percibidos, el valor es mucho más bajo, alrededor de 28 puntos menos que dos meses atrás. O sea, sigue la preocupación, pero menos. Para expresarlo con mayor precisión, al día de hoy las expectativas positivas con respecto a la economía (desocupación, economía y pobreza) se ubican en el orden del 41 al 45 por ciento. O sea hay más de un 40 por ciento que dice que va a haber menos desocupación, que mejorará la economía y se reducirá la pobreza ¿Podían ser expectativas mejores? Obviamente que sí. Pero es un punto de partida, y tampoco debe perderse de vista la reversión de la tendencia: hace tres semanas la Casa Rosada estaba ocupada por un gobierno sobre el que decían que todo iba a empeorar».
Por de pronto, el presidente Alberto Fernández consolidó su posición. Hace menos de un año, cuando recién se conocía el video en el que Cristina Fernández de Kirchner anunciaba que Alberto sería candidato presidencial y ella estaría en la fórmula como candidata a vice, las cosas estaban así: del ahora presidente opinaban bien o muy bien el 43,5 por ciento de los consultados. Ese porcentaje subió fuertemente y hoy Alberto tiene un 62,5 por ciento: subió 19 puntos y está en su mejor momento. «Hay que pensar que Mauricio Macri no llegaba al 37 por ciento de opiniones positivas», redondea Bacman.
Cautela
Tal vez teniendo en cuenta de donde venimos, no se percibe euforia en los diagnósticos ni en las previsiones. En casi todos los temas hay alrededor de un 40 por ciento que se manifiesta en desacuerdo: la ley de emergencia, las decisiones respecto de los jubilados, el 30 por ciento de impuesto para la compra de dólares y los gastos con tarjeta en el exterior. Las medidas que parecen tener más aceptación son la actualización de las retenciones al campo y, por supuesto, el congelamiento de tarifas.
Los datos de la encuesta son curiosos. Hay una abrumadora mayoría (67 por ciento) que está de acuerdo con la frase «los que más tienen deben hacer un esfuerzo para ayudar a los que menos tienen», pero luego, cuando se habla de medidas concretas, surge ese 40 por ciento que objeta las decisiones.
«La primera conclusión a tener en cuenta –explica Bacman–es que se manifiesta una importante discordancia entre el deber ser y la evaluación concreta de la ley de emergencia, por ejemplo. Alrededor del 68 por ciento está de acuerdo que debido a la situación del país, el Estado debe tomar medidas para proteger a los más necesitados y un porcentaje similar entiende que los más tienen deben hacer un esfuerzo para ayudar a los que menos tienen. Pero esta alta aceptación se queda ahí. De allí no pasa. Cuando se focaliza en lo concreto y se pregunta si la situación del país justifica una ley de emergencia, el porcentaje de aceptación desciende bastante y se ubica en el eje del 49 por ciento, con un rechazo de casi el 39 por ciento». O sea, mayoría diciendo que estamos en emergencia, hay que ayudar a los más necesitados, pero a la hora de las medidas concretas, ya no gusta tanto.
¿Luna de miel?
El titular del CEOP sostiene que es difícil hablar de luna de miel en estos momentos. Sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno de Alberto Fernández arrancó hablando de emergencia, es decir de situaciones difíciles, no paradisíacas. «Es cierto que al mismo tiempo –afirma Bacman– se tomaron otras medidas, que descomprimen y generan expectativas positivas: congelamiento de tarifas de servicios públicos y transporte, congelamiento del precio de los combustibles, aumento fijo de sueldos para enero y febrero, bono a los jubilados, suspensión del pago de cuotas de Anses, entre otras. Los resultados de esta encuesta demuestran que los argentinos son conscientes que se abre una nueva etapa, que la manera de encarar la economía implica un cambio notable con respecto a la anterior gestión, pero que también la solución a los graves problemas recibidos de la gestión anterior no llegará de manera mágica. Que queda un largo trecho por recorrer».
El consultor completa: «lo que sí veo es una disposición de la gente a darle tiempo al gobierno y al presidente. Hay una división en tercios. En primer lugar, los que menos paciencia tienen, están dispuestos a esperar hasta un máximo de tres meses para que las cosas cambien; otro tercio, le da más tiempo y extiende su paciencia hasta que se cumplan los doce meses de gestión. Finalmente, se observa un último tercio, obviamente impulsado en mayor medida por los que votaron al Frente de Todos, que muestran su disposición a esperar, si es necesario, más de un año», completa Bacman.
El punto que tiene mayor acuerdo es el de la exigencia de un ajuste de la política y la justicia. En ambas cuestiones hay más de un 90 por ciento que seguramente respaldaría un recorte en sueldos o gastos de los funcionarios, así como en los ingresos y jubilaciones de los jueces.
El resumen es que Fernández–Fernández no tienen por delante un desfile triunfal por una alfombra roja, sino un camino con obstáculos a cada paso, como sucede en casi toda América Latina. Lo que sí está claro es que cambió el clima: se pasó de una Casa Rosada que tenía al 67 por ciento de la población opinando mal o muy mal con Macri, a un nuevo gobierno que en los primeros pasos amplió sus apoyos y se planta en un 62 por ciento de opiniones posibles. No es poco en tres semanas.
Fuente: Página 12