La científica del CONICET Tamara Rubilar creó una industria que desarrolla suplementos dietarios basados en pigmentos bioactivos presentas en las huevas de erizos de mar.
En diálogo con María Odonell, la bióloga contó que cuando su hijo nació no tenía ningún problema, sin embargo, las dificultades aparecieron cuando éste empezó a comer.
“Iba al baño con sangre, vomitaba sangre, se le daban toses constantes, tipo espasmos, y se brotaba la piel, pero de una manera que asustaba”, describió Rubilar.
La mujer contó que ya no sabían qué hacer y encontraron que el pequeño tenía una enfermedad autoinmune no definida, es decir que “su sistema inmunológico actua como no debería actuar”.
“Él tuvo la suerte de ser mi hijo, entonces yo agarré y puse todas mis habilidades científicas y toda mi energía en tratar de entender qué era lo que le pasaba”, contó la científica. Y fue así que en esa búsqueda Rubilar descubrió que los antioxidantes podían ayudar a bajarle la inflamación y que pudiera empezar a comer.
A partir de la ayuda de estudios y de colegas, Rubilar descubrió que la molécula que ayudaba a bajar la inflamación se encuentra en los erizos de mar.
Fuente: InfoCielo