Llegaron a nuestra ciudad los pringlenses que viajaron a Malvinas en una aeronave monomotor. Fueron recibidos en el aeroclub local
Con la presencia de autoridades, familiares, amigos y la Banda Ceferino Namuncurá, se recibió a los pringlenses que volaron recientemente a Malvinas en una aeronave monomotor.
«Es una experiencia única, tremenda. Respecto a la primera (el mismo viaje lo había hecho en 2014) tenía más miedo esta vez» expresó a Diario EL ORDEN.
Sobre el vuelo mencionó que «hay una hora en la que no tenes contacto ni con las Islas ni con Argentina», y ya en Malvinas conocieron las cocinas de campaña y el cementerio, que «te emociona».
Roberto Cazes por su parte, se mostró sorprendido por la repercusión que tuvieron, y el gran recibimiento en Río Gallegos, por donde pasaron por todos los medios de comunicación.
«Volver a hacer ese viaje es una experiencia de vida única. No es fácil cruzar con un monomotor el océano, más allá que llevamos los implementos mínimos de seguridad, balsa con bengalas y racionamiento».
En este punto destacó que la aeronave está impecable: «nunca tuvo un problema, por lo tanto uno va confiado».
«Fue volver a recorrer los montes donde se liberaron las batallas, nos tocaron días atípicos para el lugar, días sin viento que es increíble allá, y soleados» describió.
Por último destacó la cordialidad y amabilidad de los isleños, siempre siendo respetuosos y de su parte saber que no pueden tener objetos o banderas de Argentina en el lugar.
El último que habló con este medio fue Juan Carlos Guarco, quien al ser prácticamente nuevo como piloto, contó además la experiencia y preparación en aeronáutica que tienen sus compañeros de viaje, Roberto, Alberto y Christian Peinemann, quien se sumó en esta ocasión.
Sobre el recorrido en las Islas Malvinas señaló: «es algo indescriptible porque son hermosas las islas, y por otro lado te encontras con los lugares donde lucharon mis amigos, mis compañeros».
«Está todo tal cual, encontras las posiciones donde amontonaron las piedras, hasta los papeles de los alfajores que comían o los pedazos de mantas con las que se tapaban, está todo ahí».
Fuente: ROGELIO GÓMEZ – EL ORDEN