Navegación segura hacia la Antártida

Los 312 tripulantes a bordo del rompehielos ARA “Almirante Irízar” reciben instrucción diariamente para mantener y preservar la seguridad del personal y material durante la campaña.

La navegación antártica, por sus condiciones adversas, requiere que se extremen todo tipo de medidas en las acciones ejecutadas, desde la protección de la vida humana hasta el perfecto funcionamiento de los sistemas a bordo.

Al momento, y tras zarpar del Puerto de Buenos Aires, la tripulación del rompehielos ARA “Almirante Irízar” realizó zafarranchos (simulacros) de lucha contra incendios; rol de abandono; uso y manejo de salvavidas; todos con el objetivo de prevenir y, en caso de siniestro, actuar de manera segura. Por otro lado, se efectuaron ejercicios de lanzamiento y recuperación de aeronaves en la cubierta de vuelo, previo a llevar a cabo las operaciones aeronavales en la Antártida con los helicópteros Sea King dependientes de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros.

También el personal a cargo de los diferentes Departamentos brindó charlas informativas tendientes a poner en claro a la Plana Mayor y dotación sobre situaciones puntuales de la actual Campaña Antártica de Verano (CAV) 2022/23.

Estas acciones le permiten al comando del buque percibir el nivel de adiestramiento que posee el personal, en relación a los posibles riesgos que van afrontar en los mares australes mientras realizan las tareas logísticas de reaprovisionamiento y apoyo a la actividad científica en las distintas bases antárticas argentinas, bajo el control operacional del Comando Conjunto Antártico, dependiente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Otro factor importante, en este tipo de navegación, es el buen funcionamiento de todos los sistemas del rompehielos. Meses antes de la CAV 2022/23, el buque realizó una prueba de máquinas en una navegación entre Buenos Aires y Mar del Plata. En la misma se efectuaron pruebas para comprobar el estado de los motores, generadores, equipos auxiliares y la práctica de la denominada “Crash- Stop”, maniobra en la cual se lleva al buque a su máxima velocidad para luego poner maquinas atrás y frenar la unidad con el propósito de medir el tiempo en que se paran las hélices y cuánta distancia necesita el buque para detenerse totalmente.

Gaceta Marinera