Ariel Fernando Montoya (37) ya no vivía en Merlo. Cumplía funciones para la Armada en la base naval de Puerto Belgrano, cerca de Punta Alta, bien al sur de la provincia de Buenos Aires. Pasaba el tiempo libre arriba de su bicicleta haciendo travesías con un grupo de amigos.
Pero este fin de semana tenía franco y regresó a su barrio para estar en familia. El domingo a la madrugada iba con su novia en moto cuando intentaron asaltarlo. Montoya estaba armado y quiso defenderse: mató a un ladrón e hirió a otro, aunque a él también lo balearon y murió.
Ariel salió con su novia, de 31 años. Regresaban por la calle 25 de Mayo a bordo de su Honda Titán de 150 centímetros cúbicos y, en el cruce con Bariloche, los interceptaron. Fue alrededor de la 1.30 del domingo que otras dos motos los encerraron. En una iban dos personas y en la otra, aparentemente, un solo ocupante.
Los delincuentes, armados, quisieron robarles, aunque Montoya intentó detenerse. La primera versión fue que quiso defenderse, pero no se sabe si vieron su arma reglamentaria y lo confundieron con un policía o si le dispararon a matar. Lo cierto es que empezó un tiroteo que terminó con este integrante de la Armada herido en el abdomen y un asaltante caído, justo a su lado.
A Montoya lo trasladaron de urgencia al Hospital Eva Perón, de Merlo. Al motochorro también: tiene 18 años, un disparo en el antebrazo y otro en el omóplato. Está internado, detenido y en grave estado.
Mientras la familia de Ariel consolaba a su novia y esperaban que saliera del quirófano, entró a la guardia otro herido. Alguien en moto lo dejó tirado en la vereda del establecimiento y escapó. Se trataba de Agustín Romano, un adolescente de 19 años que murió antes de ser atendido. Daniela lo reconoció enseguida: era uno de los atacantes. El tercero quedó detenido horas más tarde.
Poco después, Ariel, o «El Negro», como le decían sus amigos, murió. Pertenecía a la Armada Argentina y tenía un hijo de 18 años. En su barrio lo querían y lo recordaron con cariño.
«De corazón, espero Negro querido que descanses en paz», lo despidió una amiga de la familia. Hace varios años que Ariel había dejado de vivir en Merlo y se instaló en Puerto Belgrano. «Era un pibe muy laburador y muy querido por la gente. Era de Merlo de toda la vida y tenía tres trabajos para tener lo que tenía. Estamos todos muy mal y tenemos miedo de lo que le puedan hacer a la familia», dijo a Clarín una de las primas del hombre, que no quiso dar su nombre. En su tiempo libre Ariel era ciclista. Hacía travesías y cicloturismo con un grupo de Punta Alta.
«En nombre de todo el Grupo Travesías Punta Alta y de quienes han compartido una salida a pedalear con vos, querido Ariel Montoya, que descanses en paz. Nuestras condolencias y respeto a toda su familia. Hoy a las 19 invitamos a todos los ciclistas de Punta Alta a reunirnos en el Arco de la Plaza, para rendirle un sentido homenaje», publicaron en uno de los grupos con los que compartían recorridas.
«Hay ciertas circunstancias de la vida que uno no las espera. Nos conocemos gracias al amor por las bicicletas», afirmó a este diario Diego, uno de sus amigos de Punta Alta, poco antes de participar del homenaje.
La investigación del homicidio quedó en manos de la fiscalía N° 8 de Morón, que analizará las cámaras de seguridad para determinar si hubo un cuarto involucrado. Este lunes le tomarán declaración indagatoria al joven detenido. En tanto, el motochorro internado quedó con custodia policial.
Personal de la comisaría 3° de Merlo incautó una moto utilizada por los delincuentes, marca Rouser, sin patente. Además, una pistola cromada Browning calibre 32 con pedido de secuestro.
Fuente: Clarín