La propuesta era una de las promesas del mandatario de cara a las elecciones de las que salió victorioso en octubre del año pasado, con un fuerte compromiso con la igualdad de género y frente al machismo y la violencia doméstica. El proyecto modifica la Consolidación de las Leyes del Trabajo, que data de 1943 y reúne toda la legislación laboral.
Entre otros puntos, el escrito prevé mecanismos de transparencia y remuneración que deben ser seguidos por las empresas, así como también crea herramientas de fiscalización para garantizar su cumplimiento y establece pesadas multas administrativas para quien viole la ley.
Según el texto, en caso de comprobarse la discriminación salarial por motivos de sexo, raza, etnia, origen o edad, el empleador, además de pagar las diferencias salariales, será sancionado con una multa administrativa equivalente a diez veces el valor del nuevo salario del empleado afectado. El proyecto había sido aprobado ya hace un mes por una amplia mayoría de la Cámara de Diputados y ahora, una vez ratificado por el Senado, será remitido a la Presidencia para su sanción.
El pasado 1 de mayo, en el marco del Día Internacional del Trabajo, Lula defendió su propuesta y dijo que apuntaba a que “por primera vez, sin comas, ni puntos, la mujer gane el mismo sueldo que el hombre”. Además, denunció que, “después de milenios de existencia”, las mujeres continúan siendo tratadas en el ámbito laboral “como si fueran inferiores” y calificó como “una vergüenza la falta de respeto contra las mujeres en el trabajo”.
Según estadísticas oficiales, las mujeres representan el 51,1 % de la población brasileña, ganan menos y tienen una mejor formación profesional, al punto de que el 19,4 % concluye los estudios universitarios, frente al 15,1 % de los hombres. Además, ocupan menos cargos de dirección (el 37,4 % del total) y reciben en promedio una remuneración equivalente al 77,7 % de la de los hombres en la misma función.
Fuente: Diario 26