El estudio detalla que este crecimiento se dio en paralelo a una reducción en otros medios de pago: las tarjetas de débito pasaron del 34% al 27%, mientras que el efectivo cayó del 20% al 16%. El cambio refleja que cada vez más hogares recurren al crédito para cubrir gastos básicos, como alimentos y artículos de primera necesidad, evidenciando la pérdida del poder adquisitivo.
Pese a una leve reactivación económica en el segundo trimestre del año, el consumo masivo sigue débil. En mayo de 2025, las ventas mayoristas cayeron 5% interanual, aunque crecieron menos del 1% respecto a abril. Los supermercados, por su parte, mostraron un aumento interanual del 6,1%, pero con una baja mensual del 1,2%.
Aun con estas mejoras parciales, las ventas se mantienen muy por debajo de los niveles iniciales de la actual gestión: un 34% menos en mayoristas y 28% menos en supermercados respecto a diciembre de 2023. En total, las ventas minoristas acumulan una caída cercana al 7%, mientras que las mayoristas retroceden casi 19%.
Según el Centro RA, esta brecha podría explicarse por una desacumulación de stocks, ya que los supermercados estarían vendiendo productos almacenados sin reponerlos, ante la incertidumbre económica y la escasa expectativa de recuperación de la demanda en el corto plazo.
En síntesis, el informe advierte que el mercado interno continúa frágil: el consumo se sostiene parcialmente a través del endeudamiento con tarjeta, en un contexto de inflación alta, pérdida de ingresos reales y bajo dinamismo económico.
Fuente: InfoGEI
