Tal como informó La Brújula 24, Herrero habría simulado encontrar elementos como “olor”, “muletos” y “sangre” para construir una narrativa que buscaba incriminar a miembros de las fuerzas policiales en una desaparición forzada que, según las investigaciones oficiales, nunca ocurrió. El fiscal Santiago Ulpiano Martínez, impulsor de la elevación a juicio, aseguró que el acusado “procuró incorporar a la causa conclusiones mendaces y pruebas plantadas con el claro objeto de incriminar a los miembros de las fuerzas policiales”.
Pruebas fabricadas y un historial cuestionable
El falso perito se hizo conocido por montar situaciones que fueron amplificadas mediáticamente. Entre las más llamativas se encuentran los casos de la “vaquita de San Antonio” y “la Turmalina”, episodios que, pese a su inconsistencia, fueron presentados como avances en la causa. Estas maniobras no solo generaron confusión, sino que también desviaron la atención de la investigación real, afectando el proceso judicial y a las personas injustamente señaladas.
Reiterados antecedentes en otras provincias
Herrero no es ajeno a este tipo de delitos. En otras provincias, acumula causas y condenas por prácticas similares, incluyendo el insólito hecho de haber plantado restos óseos de un mismo cadáver en dos lugares diferentes. Su modus operandi lo ha convertido en un personaje recurrente en casos judiciales plagados de irregularidades.
Un caso documentado en un libro revelador
El recorrido de Herrero ha sido investigado en profundidad por el periodista Germán Sasso, director de La Brújula 24. Su reciente libro, El Coleccionista de Huesos, expone detalladamente los métodos fraudulentos del acusado y el impacto de sus acciones en la búsqueda de justicia en el caso de Facundo Astudillo Castro.
Fuente: La Brújula 24