Científicos argentinos detectan un daño cerebral en personas con Covid leve y no vacunadas

Un estudio realizado por el Conicet y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) identificó un tipo particular de atrofia cerebral en personas que tuvieron Covid leve, no estaban vacunadas y luego desarrollaron síntomas persistentes, conocidos como Covid prolongado.

El investigador Martín Belzunce, ingeniero y doctor en ingeniería, lideró el estudio que incluyó resonancias magnéticas de pacientes con síntomas como niebla mental, pérdida de memoria y fatiga, hasta dos años después de la infección. Al comparar sus cerebros con los de personas sanas, se detectaron pequeñas atrofias, pérdida de materia gris (como en enfermedades neurodegenerativas), alteraciones en la materia blanca (vinculadas a inflamación) y problemas de perfusión, es decir, menor llegada de sangre oxigenada al cerebro.

Belzunce destacó que la mayoría de los afectados no habían recibido la vacuna contra el Covid, lo que refuerza la idea de que la vacunación reduce el riesgo de desarrollar Covid prolongado. Según explicó, este tipo de daño podría deberse a una «sobrerespuesta del sistema inmune». El equipo ahora estudia si quienes padecen Long Covid tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas en el futuro.

En ese sentido, el neurólogo Gabriel de Erausquin, desde la University of Texas Health San Antonio, encontró que las áreas del cerebro afectadas por el Covid se superponen con las que se ven dañadas en etapas tempranas del Alzheimer, aunque aclaró que “no son idénticas”.

En paralelo, la investigadora Marcela Brocco, también de la UNSAM, trabaja junto a Belzunce en un proyecto complementario que analiza biomarcadores de salud mental en saliva, para asociar los síntomas cognitivos con signos biológicos medibles, como inflamación o estrés.

A pesar de estos hallazgos, la vacunación contra el Covid ha perdido atención. El Monitor Público de Vacunación sigue activo, pero muestra una caída sostenida en la aplicación de dosis, incluso con nuevas opciones como la vacuna ARVAC. Esta tendencia refleja un desinterés creciente en la inmunización, a pesar de que las pruebas sobre su eficacia protectora continúan acumulándose.

Fuente:Clarín