Este indicador negativo surge de una caída de los trabajadores ocupados, un incremento del número de desocupados, un crecimiento de la subocupación y un fuerte aumento de los argentinos que buscan empleo. En el otro extremo, se observa un aumento de cuentapropistas, que son trabajos más inestables y precarios.
Este informe del INDEC responde a una medición más completa, ya que comprende al “total urbano” que incorpora a la medición habitual de 31 aglomerados urbano, las localidades de 2.000 y más habitantes.
De 19.227.000 personas ocupadas en el tercer trimestre de 2023, un año después se redujeron a 18.973.000. Esto implica que se destruyeron 254.000 puestos de trabajo. Sin embargo, dentro de la población ocupada, aumentaron los subocupados, que son los que trabajan menos horas y aumentaron en 168.000 personas.
La desocupación bajó del 6,9%, según la medición sólo sobre los 31 aglomerados más importantes del país, al 6,4% del total urbano, aunque este dato contrasta con el 5,4% del total urbano de un año atrás. Extrapolado a toda la sociedad, implica que hay 3.014.400 personas sin empleo.
La cantidad de asalariados pasó de 13.849.000 en el tercer trimestre de 2023 a 13.527.000, es decir, se observaron 322.000 empleados menos de un año al otro. Además, de ese total, un 37,1% trabajan “sin descuento jubilatorio”. Esto es unos 5.000.000. Casi 4 de cada 10 asalariados no tienen derechos laborales, que implica que no poseen aportes previsionales y tienen salarios inferiores a los que están registrados. Según INDEC, estos trabajadores, en promedio, ganan un 40% menos que los registrados.
Entre los desocupados que buscan un empleo y los ocupados que también están dispuestos a cambiar de trabajo la “presión de la demanda laboral” totaliza 4.686.000 personas ante una oferta más que escasa.
Fuente: Ámbito Financiero