Según la UNESCO, las Naciones Unidas designaron el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente para destacar que la protección y la salud del medio ambiente es una cuestión importante, que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico en todo el mundo.
La conmemoración nos brinda la oportunidad de ampliar los conocimientos para una opinión ilustrada y una conducta responsable de las personas, empresas y comunidades en la preservación y mejora del medio ambiente.
1972 supuso un punto de inflexión en el desarrollo de la política ambiental internacional, con la primera gran conferencia sobre cuestiones ambientales, conocida como la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano (CNUMAH) o la Conferencia de Estocolmo.
El 15 de diciembre de ese año, la Asamblea General aprobó una resolución (A/RES/2994 (XXVII)) por la que se designaba el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente y se instaba “a los gobiernos y a las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas a que emprendan todos los años, ese día, actividades de alcance mundial en las que se reafirme su preocupación por la preservación y el mejoramiento del medio ambiente, con miras a profundizar la conciencia ecológica”.
Dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y celebrado cada 5 de junio desde 1973, el Día Mundial del Medio Ambiente es la plataforma mundial más grande para la divulgación ambiental y lo celebran millones de personas en todo el mundo. Cada año lo auspicia un país diferente y, en este 2022, el anfitrión y organizador es Suecia. Además, la campaña anual se denominó “UnaSolaTierra”.
El llamado urgente de la ONU en el Día Mundial del Medio Ambiente
En el marco de la Conferencia de Estocolmo, los especialistas en ecología acordaron «una transformación ambiental y económica urgente», entre otras medidas.
Repensar el modelo de desarrollo y pasar a la acción son algunas de las medidas que especialistas en ecología consideraron urgentes, a 50 años de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano de Estocolmo que marcó «un hito en el desarrollo de la conciencia ambiental en el mundo».
«Lo primero y principal es repensar el modelo de desarrollo. La única forma de enfrentarse al cambio climático, el deterioro de la naturaleza y la creciente desigualdad es tratándolas en conjunto, como síntomas de una sola enfermedad», señaló a Télam Sandra Díaz, investigadora superior del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv).
La doctora en Ciencias Biológicas que recibió en 2019 el Premio Princesa de Asturias por su investigación en defensa de la biodiversidad, sostuvo que «el discurso ambiental se ha instalado cada vez más a nivel de los gobiernos, las corporaciones y la sociedad civil, pero el problema es que poquísima gente está haciendo algo concreto por ese ‘futuro verde’ del que tanto nos gusta hablar».
«Lo que hace falta es pasar de la declaración a la acción, a todo nivel, desde el individual hasta el intergubernamental, pero con responsabilidades diferenciales», puntualizó y marcó que todas las personas «podemos y debemos aportar nuestro granito de arena pero con la acción individual claramente no va a alcanzar».
Para Días, hace falta acción colectiva y organización «para presionar sobre los sectores que tienen más capacidad de actuar, para encaminarnos hacia esos futuros mejores y más justos».
En el mismo sentido, Oscar Salomón, director del Instituto Nacional de Medicina Tropical, sostuvo en diálogo con Télam que en los últimos 50 años «se incorporó en el discurso de todos los estratos sociales el tema ambiental y se tiene mucha más conciencia, pero a su vez, como los fenómenos de degradación ambiental se aceleraron, se requieren medidas más enérgicas y urgentes, y esas son las que nos están faltando».
«La poca velocidad del cambio de fuentes energéticas es un ejemplo», continuó el investigador principal del Conicet, para quien «no hay que estar en contra del desarrollo, sino sencillamente encontrar el desarrollo sostenible». Y además precisó que «en estos 50 años se incorporó el debate y algunos principios, se generaron normativas, pero todavía falta una convicción fuerte y cambios que no sean de reformas leves, sino cambios de rumbo estructurales».
El viernes concluyó la Conferencia de Estocolmo que conmemora el 50 aniversario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano de 1972. Allí se llamó a «una transformación ambiental y económica urgente», según se informó a través de un comunicado de prensa.
Cientos de oradores de todo el mundo que asistieron a Estocolmo+50 pidieron «un compromiso real para abordar con urgencia las preocupaciones ambientales globales y una transición justa hacia economías sostenibles que funcionen para todas las personas».
Fuente: Ámbito