Por Leandro Grecco
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Semanas atrás ocurrió un hecho que pasó casi desapercibido por el común de la sociedad. Por primera vez desde que el Estado argentino decidió apostar a las propiedades medicinales del cannabis, el CONICET otorgó licencias para comercializar semillas desarrolladas con su propia tecnología.
En los últimos años, ese producto se convirtió en un tratamiento prometedor contra las epilepsias refractarias, diagnosticadas cuando no funcionan al menos dos medicamentos, y que afectan a aproximadamente 50 millones de personas.
Cabe recordar que, en 2022, el Congreso había sancionado una ley que promueve la investigación científica de la planta y sus derivados, complementando la norma que desde 2017 autorizaba el uso terapéutico. En la ciudad, la temática está en la agenda gracias al trabajo que realiza Cannabis Medicinal Bahía Blanca, Asociación Civil a la que acudió LA BRÚJULA 24 para conocer por dentro.
Karina Romanelli es la presidenta de la ONG la cual, según mencionó en su conversación con este medio, “surgió al revés que la mayoría de las asociaciones. En 2014, un grupo de cultivadores nos aunamos para poder ayudar a las personas que necesitaban de esta maravillosa planta y sus bondades, la mayoría emergió de grupos de madres que se aunaban para pedir por una ley de cannabis. Hoy todas las personas que colaboran son usuarios terapéuticos de cannabis”.
“Desde 2017 somos una Asociación Civil Sin Fines de Lucro con Personería Jurídica, e inscriptos en el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino, contamos con una sede social en San Martin 589, donde atendemos de lunes a viernes de 9 a 13. También nos encuentran en nuestras redes sociales en Instagram como Cannaysalud y en Facebook como Cannabis Medicinal Bahía Blanca”, sostuvo Romanelli.
Además, contó que “participamos en la redacción de la Ordenanza local de Cannabis Medicinal y solventamos todos los gastos con la cuota societaria, pago de sueldos, alquiler, insumos y todo lo que se necesita para el funcionamiento de la sede societaria, jornadas y talleres, entre otras actividades”, sintetizó, al empezar a detallar la manera en que llevan adelante su labor.
“El impacto de la legalización a nivel nacional fue una gran conquista de todas las ONG que venimos hace años trabajando en los distintos territorios, arriesgando nuestras libertades para ofrecer una mejor calidad de vida a muchas familias que usan Cannabis Terapéutico. En nuestro caso, estamos ayudando a más de 350 familias y ya pasaron más de 2000 por la Asociación”, sacó pecho, orgullosa y satisfecha.
Al momento de detenerse en la tarea práctica que desarrollan, aclaró que “desde la ONG ayudamos a nuestros socios desde varias aristas. En primer lugar, para asociarse deben tener el acompañamiento de un/a profesional de la salud, que le indique un quimiotipo de cannabis para llevar a cabo el tratamiento”.
“Tenemos tres quimiotipos: el I (alto en THC), el II (THC: CBD) y el III (alto en CBD) dependiendo cual sea la indicación, si contamos con ese aceite artesanal, se le provee. El mismo se cuantifica en CONICET-INIBIBB, en el Laboratorio dirigido por la doctora Susana Pasquaré y cuantificado por el bioquímico Pablo Milano, donde se aplica la técnica analítica HPLC, la cual permite identificar sustancias, cuantificarlas y separarlas, logrando de este modo saber el contenido de cannabinoides en ese aceite”, expuso, ponderando el aporte de los profesionales.
Y sumó: “Eso lo podemos realizar de manera gratuita gracias a un convenio específico que también nos permite participar como docentes en el curso aprobado por la Secretaría General de Posgrado y Educación Continua de la Universidad Nacional del Sur de tópicos de actualización en Cannabis Medicinal desde lo Molecular a la Clínica, destinados para profesionales multidisciplinar, dirigido por la propia doctora Pasquaré y la médica Marisol Bocetti y que próximamente será una Diplomatura”.
“Lamentablemente no contamos con un lugar de cultivo fijo para la ONG. Hace un par de años que venimos solicitando al municipio un espacio para tal fin, por el momento seguimos a la espera. Más aún ahora que estamos registrados en Reprocann como ONG para cultivar a los socios que no pueden hacerlo, ya sea por falta de espacio o problemas de salud. No perdemos la esperanza de que ya encontraremos ese punto para poder producir un mejor cultivo”, refirió Romanelli, al hablar de uno de los problemas que más los viene acuciando.
No obstante, recordó que “gracias a un proyecto que nos adjudicaron desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología, llamado: “Pautas de cultivo y elaboración de productos derivados de cannabis para un acceso terapéutico seguro”, en conjunto con la ONG de Cannabis Medicinal Rio Negro y los dos departamentos de doble dependencia UNS-CONICET-INIBIBB-CERZOS, pudimos terminar el año pasado un estudio de las plantas que contábamos ambas ONG”.
“Esas plantas fueron facilitadas en primer lugar al CERZOS, donde el Mg. Francisco Mora fue quien llevo adelante la parte del cultivo partiendo de esquejes facilitados por ambas ONG. Esto nos permitió saber el perfil de fitocannabionoides y de terpenos, un trabajo realizado desde el INIBIBB junto al equipo de trabajo de la doctora Pasquaré”, clarificó la entrevistada, en la segunda parte del contacto telefónico con este medio.
Y dejó en claro cómo funciona la operatoria: “De las distintas genéticas que venimos trabajando desde hace varios años, entregamos a nuestros socios registrados en el Reprocann, platines que sean adecuados para cada patología según la indicación del profesional, y de esa manera poder llevar adelante su tratamiento”.
“La venta de aceite es ilegal por más que la persona esté registrada en Reprocann, eso no habilita a comercializar aceites ni derivados. Hoy contamos con aceites que se venden en farmacias a valor bastante elevados y que solo contienen CBD, un cannabinoide que, si bien sirve para alguna patología específica, no sirve para muchas otras”, dijo, poniendo blanco sobre negro en lo que tiene que ver con una creencia que para muchos puede ser errónea.
Paralelamente, la referente de la ONG señaló que “se ha comprobado que el efecto de la planta completa (conocido como sequito) es mucho mejor, en los aceites artesanales no solo tenemos los cannabionides más conocidos como THC, CBD, CBG, CBN, sino que también tenemos terpenos y flavonoides que junto a los cannabinoides genera esa consecuencia, obteniendo mejores resultados”.
“Al contario de la opinión de muchos que todavía no logran abrir la cabeza (por suerte son cada vez menos) la marihuana es utilizada para ayudar en tratamientos a personas en adicciones con drogas duras”, explicó Romanelli.
Por esa razón es que lo argumentó: “No somos narcotraficantes, solo cultivamos para tener una mejor calidad de vida y una terapia segura con cannabis, ya que, si uno compra cannabis o algún derivado en el mercado negro, nadie nos garantiza de qué manera fue cultivada esa planta, si usaron pesticidas, si tiene hongos, si realmente el aceite es de cannabis o solo aceite de oliva, si no está adulterado”.
“Lamentablemente son muchos los que venden flores y aceites aprovechándose de la necesidad de las personas, sin ser conscientes que estamos hablando de salud. Desde las ONG seguimos luchando y saliendo a las calles para que se saque al cannabis de la Ley Nº 23737”, refirió, con el lógico descontento de los oportunistas que negocian con la desesperación de la gente.
Paralelamente, contó: “Somos una Comisión Directiva que trabaja con un grupo interdisciplinario que nos asesora. Marisol Bocetti es médica de familia con especialidad en dolor y posgrado en la UNLP de Cannabis e integrante de la Secretaría de Salud del municipio. La doctora Pasquaré que es docente-investigadora en la UNS-Conicet, además de directora del Laboratorio de Cannabinologia del INIBIBB, junto a su equipo de trabajo Ana Clara Pascual, Sabrina Salas, Virginia Gaveglio, Florencia Musso y Pablo Milano. Y el abogado Martin Ignacio Garmendia quien es nuestro asesor legal, miembro de la ONG y de RESET”.
“Realizamos distintas actividades, varias abiertas a la comunidad y otras solo para socios, dictamos talleres para que sepan cómo iniciar y llevar adelante un cultivo orgánico con buenas prácticas de cultivo”, añadió, al final de la conversación.
También, puntualizó que “enseñamos técnicas de esquejado para conservar las genéticas, como tratar las distintas plagas de manera orgánica, como ir conectando de apoco con la planta que tanto nos ayuda en nuestro día a día a tener una mejor calidad de vida y por sobre todo a cuidarla y respetarla, a conectar con ella y a través de eso con la tierra que tanto bien nos hace y tan alejadas estamos de ella, el reconectar con la tierra es una terapia muy valiosa, el cuidarla, observar que nos dicen sus hojas, sus flores, si necesitan algo, todo eso es algo maravilloso”.
“Además, dictamos talleres para que cada uno sea independiente y puedan realizarse con buenas prácticas los distintos derivados de la planta, aceite, gel, ungüentos, entre otros, de manera económica y segura”, resaltó la titular de la ONG.
En esa misma dirección, informó: “Participamos también del Consejo Asesor de Políticas de Cannabis donde realizamos distintas actividades para que la comunidad bahiense pueda tener un acceso seguro al cannabis y no caer en comprar en cualquier lugar sin saber que contiene el aceite, entre muchas otras cosas más que se realizan”.
“Promovemos el programa de cannabis medicinal: Sensibilización comunitaria, beneficios para la salud y perspectiva productiva, que se irá desarrollando según el cronograma establecido en distintas localidades del Sudoeste Bonaerense. Tendrá como objetivo la concientización y la sensibilización sobre la importancia del Cannabis en aspectos medicinales, sociales, culturales, económicos-productivos y legales”, destacó.
Por último, sintetizó que “intervenimos como docentes en la materia de grado Producción e Industria del Cannabis, Dto. De Agronomía UNS dirigido por el Mg. Francisco Mora, realizando un taller de los distintos tipos de extracciones”.
Fuente: La Brújula 24