La fallida sesión convocada por Unión por la Patria esta semana dejó expuestas las tensiones que atraviesan las negociaciones. Los gobernadores, en contacto permanente con Diego Santilli y con el ministro Luis «Toto» Caputo, se negaron a acompañar la maniobra opositora. Ese gesto dejó al descubierto un dato central: el oficialismo no podrá avanzar sin acuerdos y la disputa por cada voto será quirúrgica.
El Congreso, además, encara una recomposición interna que mueve todas las piezas del tablero. Con la jura de 13 senadores y la inminente asunción de los nuevos diputados, cambia la correlación de fuerzas. En la Cámara alta, La Libertad Avanza pasará a contar con veinte legisladores, mientras que en Diputados el libertarismo aspira directamente a transformarse en la primera minoría y pelear el control de las comisiones. En paralelo, el bloque de Unión por la Patria se achica y pierde peso frente al avance de Milei.
Los gobernadores, por su parte, jugaron su propia carta. Raúl Jalil (Catamarca), Gustavo Sáenz (Salta) y Osvaldo Jaldo (Tucumán) decidieron armar un bloque federal por fuera de UxP, convencidos de que el diálogo directo con la Casa Rosada ofrece mayor margen político y acceso a recursos. La señal quedó plasmada días atrás, cuando La Libertad Avanza colaboró con el PRO para aprobar el Presupuesto porteño, un acercamiento que pocos hubieran imaginado meses atrás.
Con este nuevo equilibrio, Santilli calcula que podría reunir un piso de 120 diputados y 37 senadores para aprobar el Presupuesto antes del 31 de diciembre. Un número ajustado, pero posible en este contexto de alianzas variables y negociaciones permanentes.
La reforma laboral, sin embargo, promete un camino mucho más áspero. Aunque el Ejecutivo la presenta como «absolutamente necesaria», el oficialismo reconoce que la sanción podría darse recién entre abril y mayo.
Fuente: Los Andes
