Esta costumbre, enraizada en el norte y el litoral argentino, proviene de los pueblos originarios de América que reconocían en distintas hierbas fermentadas en alcohol múltiples propiedades medicinales, principalmente contra malestares gastrointestinales, además de su uso para calmar el ardor y la irritación de picaduras de bichos y alimañas.
Se cree que este hábito se instaló para el inicio del mes de agosto ya que durante ese mes se producían copiosas lluvias, que junto al frío causaban muchas muertes en la población y en el ganado. Así, varias culturas ancestrales crearon este remedio natural donde se mezcla la caña con la ruda para superar estos problemas.
Si bien este fermento se producía originalmente con destilados alcohólicos fabricados con chañar, patay, tunas o algarroba, con la llegada de los europeos, los componentes fueron mutando hasta conformar la receta que hoy se conoce.
La introducción del cultivo de caña para la fabricación de azúcar, en la época de la colonización española, empezó a producir paralelamente el aguardiente de caña. A esto se le sumó la llegada de la ruda a América, cuyas capacidades medicinales no pasaron desapercibidas.
A esta combinación de planta y bebida, el imaginario guaraní principalmente le fue adjudicando propiedades y virtudes, y de allí derivó la creencia popular que considera a la caña con ruda como un conjuro contra la envidia y la mala suerte. Este brebaje se consume “para espantar los males del invierno”.
Si bien la tradición dicta que hay que tomarlo el primero de agosto, aquellos que se olviden o no alcancen a hacerlo, tienen la oportunidad de hacerlo hasta el 15 del mes. Además, en Argentina y varios países de América Latina, el 1º de agosto se celebra el Día de la Pachamama. Es una fiesta de agradecimiento que se festeja de diferentes maneras dependiendo de la región. Uno de los ritos más populares, es tomar caña con ruda.
Preparación
La caña con ruda suele prepararse el 24 de junio, el día de San Juan, para que el 1º de agosto esté macerada. Incluso, se suele dejar reposar para consumir al año siguiente. Cuando la infusión está lista para cerrar el recipiente elegido, no hay que olvidarse de decir las palabras mágicas, que sirven de conjuro y de broche de oro del ritual: “Caña con ruda contra el mal ayuda”.
Se necesita:
Una botella de vidrio;
Alcohol (caña, ginebra o cualquier bebida blanca con menos de 40% de graduación alcohólica);
Hojas de ruda macho.
Colocar un puñado de hojas de ruda macho en el recipiente y llenar con la bebida elegida. Se puede le puede agregar una rama de romero y una cucharada de miel. Antes de cerrar la botella, pronunciar el conjuro mencionado. Dejar macerar, mínimo, un mes y una semana.
Fuente: (DIB) ACR