Graciano destacó que el etiquetado frontal es más efectivo en productos que se perciben falsamente como saludables, como los yogures, y señaló que las ventas de estos productos han caído en otros países donde se implementó la ley de etiquetado.
En México, por ejemplo, las empresas anunciaron que reformularían entre el 50% y el 80% de sus productos después de que se hiciera obligatorio el etiquetado frontal. En Argentina, la falta de sellos se ha convertido en una estrategia de marketing, pero aún no se ha cuantificado la cantidad de productos que se han reformulado.
Por otro lado, Sandra Tirado, secretaria de Acceso a la Salud de la Nación, destacó que algunas industrias han cambiado la composición de productos como panes, yogures y postres lácteos para evitar la presencia de sellos de advertencia.
Sin embargo, estas empresas también están en proceso de cambio y es posible que en el futuro sus productos no necesiten los sellos. El etiquetado frontal es considerado como una herramienta para transformar los entornos poco saludables y promover la elección de alimentos más saludables por parte de la población.
Además, se espera realizar encuestas para conocer mejor los cambios de hábitos y se ha observado que las personas están dejando de consumir productos que pensaban que eran saludables pero que en realidad no lo son.
Fuente: Télam