Desde Wall Street advierten que es inviable que el candidato que lidera las encuestas pueda conseguir una suma de alrededor de entre 30 mil y 40 mil millones de dólares, que son los necesarios, según calculan los estudiosos del tema, para dolarizar la economía argentina, por lo menos en el corto plazo.
En el caso de intentar una dolarización sin dólares, advierten en Wall Street que sería de la mano de una dolorosa recesión y parate económico, consignó la agencia NA.
Si bien el candidato libertario ha repetido en más de una aparición pública que conseguiría rápido los fondos, al advertir que «el rescatar la base monetaria contra los títulos públicos que hoy cotizan al 25% llevaría a una ganancia de capital muy rápidamente», y serían muchos los inversionistas que estarían interesados, un informe de The Institute of International Finance (IIF), pone sus reparos a dicha aseveración.
En el informe presentado recientemente por Martin Castellano, jefe de Latam Research, y María Paola Figueroa, jefa de Frontier Latam Research del IIF, llamado «¿La dolarización es viable para Argentina?», no pone demasiados reparos en la cantidad de dólares necesarios para absorber la base monetaria, sino en lo poco posible que resulta llevar a cabo la dolarización en el corto plazo por dos obstáculos principales: el primero, las reservas netas negativas del Banco Central, y el segundo, la poca capacidad de endeudamiento de Argentina.
«Recaudar dólares en el mercado parece inviable en medio del poco apetito de deuda de los inversores extranjeros», detalla el documento. El país actualmente no cuenta con demasiada capacidad para tomar deuda ni con privados, ni con los organismos multilaterales que han venido apuntalando el frente externo argentino, principalmente desde la llegada de Sergio Massa al Palacio de Hacienda. Otra opción sería una repatriación de fondos de los argentinos, pero lo ven poco probable.
Desde este punto de vista, los expertos concluyen que para dolarizar «se necesitaría financiación externa, un gran superávit en cuenta corriente derivado de la consolidación fiscal y el ajuste del tipo de cambio real».
También marcan que «dolarizar sin reservas de divisas hace que el régimen sea demasiado costoso de implementar en el corto plazo».
Si bien la opción de recaudar dólares mediante emisión de deuda se puede intentar, el informe reconoce que «sería difícil ver una mayor exposición de los inversores al riesgo argentino en medio de crecientes desequilibrios, un historial de incumplimiento y un endeudamiento soberano ya elevado, como se refleja en los precios de los activos».
«La experiencia de Macri no terminó bien»
Esta opción ya parece haberse jugado en el 2015 cuando la capacidad de endeudamiento en el exterior era alta, producto de no contar con grandes stocks de deuda internacional del gobierno precedente y aires políticos renovados más market friendly. Pero «la experiencia de Macri, cuando los mercados proporcionaron un amplio financiamiento inicial, no terminó bien, por lo que es poco probable que se repita pronto».
También, el documento reconoce la desconfianza política y los lineamientos de un futuro gobiernos que deberá contar con una buena cuota de gobernabilidad. «Incluso si los instrumentos de deuda incluyen garantías, los inversores esperarían a que las políticas se sitúen en una senda sostenible, lo que llevaría tiempo y consenso político. Mientras tanto, es probable que los mercados mundiales de deuda permanezcan fuera de los límites». Los inversores a diferencia de la experiencia Macri, primero quieren hechos y después liberan el dinero.
Otras opciones de financiamiento son limitadas, dice el informe. «La deuda multilateral ya es elevada y un nuevo programa del FMI podría proporcionar, como máximo, 10.000 millones de dólares en dinero nuevo». Pero esto sería insuficiente, advierten.
«Poco realista» que los argentinos traigan al país sus activos en el extranjero
Además, considera «poco realista» esperar que los argentinos traigan rápidamente al país sus activos en el extranjero sin mejoras institucionales radicales.
Sin financiamiento, la posibilidad que queda es un fuerte superávit comercial que solo se lograría con un significativo ajuste del tipo de cambio real, y con precios internacionales que acompañen, pero eso significaría costos sociales altos en un primer momento. Se necesitará «un plan creíble para reducir la inflación, incluida la consolidación fiscal», señala el reporte.
«El ajuste externo necesario para hacer más viable la dolarización significaría una caída del PIB real de alrededor del 3,5% en 2024, mucho mayor que las proyecciones actuales del mercado. Por lo tanto, la gran recesión necesaria para que las importaciones se ajusten, además del aumento inicial de la inflación, haría que el régimen fuera difícil de implementar rápidamente», agregan.
El informe presenta su conclusión indicando que «precipitarse hacia una dolarización no financiada se produciría a expensas de una dolorosa recesión».
No obstante, también reconoce que, como «la dolarización requeriría varias medidas previas, como la reducción del gasto público, el levantamiento de las restricciones cambiarias, la adopción de reformas que mejoren la productividad y la eliminación de las rigideces del mercado de insumos y dado que la mayoría de estas cosas deberían formar parte de cualquier programa de estabilización, llevarlas a cabo aumentaría la confianza, reduciendo los incentivos para optar por un régimen tan costoso» como la dolarización.
Con lo cual podría darse el caso que, si el país se prepara para una dolarización y hace todos los pasos previos, al final, la dolarización no termine siendo un proyecto tan interesante.
Fuente: Perfil