Estadística sobre experiencias traumáticas en la infancia y adolescencia de estudiantes de la UNS

Las cifras revelaron que el 24,3% de las personas encuestadas marcó haber sufrido castigos; 15,6% acusaron ser víctimas de abusos sexuales y 14,1% refirieron negligencia, descuido o abandono.

La organización no gubernamental Creer Sí y la Subsecretaría de Derechos Humanos de la UNS presentaron el pasado miércoles 8 de mayo un informe estadístico sobre el padecimiento de abusos sexuales y otras experiencias traumáticas de estudiantes de la institución educativa durante sus infancias y adolescencias.

“Nos llamó la atención que el 62% de quienes sufrieron estos abusos no pidieron ayuda por vergüenza o por temor, lo que nos habla de la necesidad de visibilizar este tema y comprometernos todas las instituciones de la sociedad, y especialmente las educativas. Este es un paso muy importante que dio la universidad al colaborar para que podamos realizar este trabajo”, indicó Clelia Severini, de la citada ONG.

A través de un cuestionario, entre 2019 y el año pasado Creer Sí recabó datos. La irrupción de la pandemia de COVID-19 forzó la interrupción de la encuesta, que la organización recién pudo retomar en 2022.

El relevamiento incluyó a 534 estudiantes del primer año de Abogacía, Arquitectura, Licenciatura en Turismo, Bioquímica, Contador Público y las Ingenierías Química, Industrial, Agronómica y en Sistemas de Información. En todos los casos, se tomó el mismo porcentaje: 15% de cada matrícula.

El diseño del cuestionario planteó un modo gradual de abordaje, consultando primero por hechos contextuales -como problemas económicos o violencia social- para pasar luego a interrogantes sobre hechos traumáticos puntuales. Con ello, se consiguió que un alto porcentaje -el 92%- de los cuestionarios fueran completados en su totalidad.

Las respuestas recogidas se volcaron a una base de datos. En esa tarea trabajaron Valentina Viego y Juan Herlein, del Departamento de Economía de la UNS, a partir de una articulación facilitada por la Subsecretaría de Derechos Humanos de la institución.

Severini, licenciada en Trabajo Social, trazó un análisis tomando como antecedente y marco lo desarrollado por el Programa de Investigación Infancia Maltratada, de la Facultada de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Los principales resultados

De las personas encuestadas, casi el 85% eran menores de 21 años al momento de responder, alrededor del 90% no trabajaban y un porcentaje similar residía en Bahía Blanca.

La indagación por situaciones problemáticas de contexto arrojó que el 25,9% debió colaborar con el mantenimiento del hogar, el 5,67% padeció falta de alimentos y el 2,48% refirió haber perdido su vivienda. Un porcentaje menor, pero significativo por tratarse de estudiantes de educación superior, relató haber tenido que abandonar la escolaridad en algún momento de su trayecto: 0,76%.

En relación a situaciones de maltrato, 24,3% de las personas encuestadas marcó haber sufrido castigos, 15,6% acusaron ser víctimas de abusos y 14,1% refirieron negligencia, descuido o abandono:
– entre los castigos, es especialmente alto el registro de torturas (65,9% de las respuestas) y cachetadas (59,5%), siendo ambos ítems no excluyentes;
– 81 de cada 100 personas que manifestaron haber sufrido abusos indicaron que se dieron en forma de manoseos, 41,8% como propuestas sexuales, 10,1% en coito y 8,9% como sexo oral;
– el descuido se dio en abandono afectivo (72,9%) y negligencia en salud (32,9%)

Las marcas del maltrato

El relevamiento de Creer Sí también indagó en los sentimientos despertados por las situaciones vividas. De ese modo, se registró que

el abandono produjo enojo y angustia;
en los castigos, a esos sentimientos se añade el miedo, reportado en el 45% de quienes los sufrieron;
entre las personas que padecieron abusos, la gama de sentimientos resultantes incluye a los anteriores y añade la vergüenza.
En relación al periodo de inicio de las situaciones reseñadas, el promedio se ubica en la edad de 10 a 12 años. La excepción es el padecimiento de carencias materiales -alimentos, ropa o la misma vivienda- o castigos físicos, cuyo inicio tiende a ser más temprano.

Radiografía del abuso

Más de un tercio de los abusos referidos tuvieron como victimario a un familiar de la víctima, un 25,3% a un conocido y un 27,8% a un extraño.

Prensa UNS