La Comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios de la Cámara de Diputados se reunió este jueves en la Sala 2 del Anexo para debatir sobre el “Reciclado de Residuos de Artes de Pesca”, teniendo a consideración un proyecto de la diputada Mariana Zuvic sobre Presupuestos Mínimos para la Gestión Ambiental de Residuos de Artes de Pesca.
Al encuentro, presidido por la legisladora Zuvic (CC-ARI), asistieron y disertaron funcionarios y representantes del sector privado: Julián Suárez, director nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera, el director del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), Oscar Padín; la directora nacional de investigación del INIDEP, Claudia Carozza; y el jefe del Programa Artes de Pesca del INIDEP, Ricardo Roth.
La lista de oradores se completó con Gabriel Capello, subgerente comercial de Moscuzza Artes de Pesca; Diego Taboada, presidente del Instituto de Conservación de Ballenas; y Consuelo Bilbao, directora Política del Círculo de Políticas Ambientales.
Al inicio de la reunión, Zuvic sostuvo que “esta comisión da garantías siempre y, es algo que nos comprometimos conjuntamente con la vicepresidenta de la comisión Marcela Passo, que sea un trabajo participativo, colaborativo y representativo de todos los sectores y todas las voces para que podamos en conjunto con los diputados quienes, en virtud de este proyecto, hemos recibido un montón de aportes y poder construir y elaborar una ley robusta y que le dé garantías a todos los sectores y los protagonistas que son los que están aquí presentes para abordar el tema”.
Respecto al proyecto de su autoría, comentó que fue apoyado por más de una docena de diputados. “Hemos recibido comentarios tanto de Moscuzza como de la Subsecretaría de Pesca”, agregó Zuvic y agradeció la presencia de Julián Suárez y destacó que, respecto a la temática, “él ha avanzado, y esto es un hito importante en el país y a nivel internacional, con la disposición 4 del 2023 respecto de la trazabilidad que está incorporado dentro del articulado del proyecto”.
“Estamos a disposición para trabajar junto al INIDEP, a Moscuzza y a todos los presentes en un equipo de trabajo porque sabemos que este proyecto es bastante ambicioso y requiere de la participación y protagonismo de todos”, sumó la titular de la comisión.
Respecto de las Artes de Pesca, explicó que “están abandonadas, perdidas y descartadas generan enormes daños al ambiente, a la salud. En la economía se estiman que, aproximadamente, de 640 mil toneladas abandonadas o perdidas en los océanos”. Así, precisó que el objetivo del proyecto es “gestionar los residuos generados por las artes de pesca. Es un proyecto bastante ambicioso porque buscamos, a través de la implementación del principio responsabilidad extendida al productor. Es complejo, motivo por el cual requerimos la participación de todos los actores”.
“Esto permite englobar a todo un universo de residuos que son plásticos y micro plásticos que llega a la cadena alimentaria y pude ser absolutamente nocivo para la salud de las personas”, alertó Zuvic.
La vicepresidenta de la comisión, la oficialista Marcela Passo, consideró que “es un tema muy importante porque la gestión de los residuos en general es un tema que nos obliga a ocuparnos cuanto más interesantes se vuelven cuando se hace el abordaje con los sectores en particular”.
También celebró la presencia, el interés y la participación de los invitados lo cual “da cuenta de la preocupación y ocupación en el tema para que podamos arribar a la mejor norma posible”, y ratificó que el compromiso es generar equipos de trabajo para “poder escucharlos y arribar a la mejor conclusión posible”.
La palabra de los referentes de la Subsecretaria de Pesca
Abrió la ronda de expositores Julián Suárez, director nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera, quien puso a consideración uno de los hitos de gestión que se llevó a cabo desde la Subsecretaría de Pesca porque “como país, y esto nos tiene que llenar de orgullo, nos hemos convertido en el primer país en regular el mercado de pesca y arrastre en consonancia con las directrices que ha emitido la FAO a nivel internacional”.
Al respecto, señaló que fue un trabajo “arduo, complejo” que “nos llevó a viajar por nuestro litoral marítimo”, y a encontrarse con todos los eslabones que componen la labor pesquera. “Se ha convertido en una característica destacada de la gestión de tener esta visión y accionar inclusivo de cara a cada uno de los sectores”, planteó.
Al referirse a los invitados presentes, destacó que “han traído a la mesa propuestas, críticas constructivas, que nos permitieron arribar al dictado de una norma que goza de total legalidad y gran legitimidad que también nos tiene que llenar de orgullo”.
Por otro lado, recordó que comenzaron a trabajar la temática en 2021 tomando como base un proyecto elaborado por el equipo del INIDEP que “había trabajado durante años y fue el mercado de las artes de pesca que se utilizan para la captura de la especie centolla en nuestro país y fue la primera experiencia exitosa de mercado de artes de pesca. También es la primera regulación de la historia pesquera en el país que se encarga de normar el mercado de arte de pesca. Esto fue una evolución muy importante en la cual nos hemos sustentado para continuar avanzando con las artes de pesca de arrastre que son las que predominan en el Mar Argentino en la jurisdicción nacional”.
“Somos conscientes que la actividad pesquera es una actividad productiva que genera cierto grado de contaminación, no acá en la Argentina únicamente sino a nivel internacional. Es un flagelo que se atraviesa a nivel internacional y por eso la FAO estuvo emitiendo sus directrices internacionales para que los países pesqueros adopten medidas y las incorporen internamente”, informó Suárez.
En esa línea, precisó que en eso estuvieron trabajando desde junio del 2022 viajando a las ciudades pesqueras, conversando con los actores y arribar a la Disposición 4 que “regula el mercado de las artes de pesca, el mercado de las boyas y de los portones que son los equipos de pesca. Fuimos un poco más allá porque hace a todo el equipo”.
“La pérdida de arte de pesca es incidental. La realidad es que los equipos son muy costosos. Las embarcaciones no pierden las artes de pesca de manera intencional o el abandono, sino que pueden existir casos fortuitos o de causa mayor por las cuales se terminan perdiendo como la inclemencia climática en altamar”, manifestó Suárez.
También contó que implementaron el año pasado una reglamentación de cara al equipamiento que deben tener los buques pesqueros antes de despachar la pesca en la jurisdicción nacional, para el recupero de todo tipo de elementos que “es la gran utilización de bicheros poniendo el valor vida por encima del plástico”.
“Hemos reglamentado en las 3 disposiciones cuál es el accionar que debe tener el armador, el capitán del barco, al momento de encontrar un elemento de arte de pesca abandonada o perdida. Debe informar a la Prefectura Naval Argentina y a la dirección a mi cargo para que se pueda poner a conocimiento del propietario de esa arte de pesca para su reutilización, reciclado y disposición final del arte de pesca, todo ello enmarcado en una economía circular”, detalló.
En tanto, planteó que Argentina “tiene la capacidad para desarrollar ese tipo de industria y ese círculo virtuoso se culmine en nuestro propio país, agregando valor, generando trabajo, ahorrar divisas y tiempo”.
Por último, se refirió a la trazabilidad de la pesca y señaló que “era importante hacer visibles a quienes eran invisibles históricamente porque en la Administración Pública Nacional nunca se tuvo en consideración al redero y hemos creado un registro para que todos del país se inscriban en el registro y obtengan un código de identificación. El proyecto elaborado se complementa muy bien al del Ejecutivo. Una ley de este estilo será muy beneficiosa para complementar el trabajo y que no quede inconclusa el factor ambiental”.
Representantes del INIDEP
A su turno, el director del INIDEP, el licenciado Oscar Padín, agradeció a todas las empresas que los siguen ayudando, a la Prefectura, a la Fundación de Conservación de Ballenas y otros actores que “son sustantivos para avanzar en estas ideas y conceptos”.
Padín explicó que el INIDEP es un Instituto de Investigación, pero también “es una oficina que tiene que cumplir con todas las normas del Estado, no es una empresa privada, y tenemos todas las consideraciones que se deben cumplir para poder seguir actuando, no solo como un instituto de investigación científica, sino también como un armador de buques”.
A continuación, tomó la palabra la directora nacional de investigación del INIDEP, Claudia Carozza, contó que cuentan con 30 programas de investigación y 10 gabinetes que sustentan toda la investigación pesquera y oceanográfica.
“Nuestro país tiene 3 buques de investigación, dos de última generación. Tenemos relevado todo el Mar Argentino con lo cual hay mucha información. Es un orgullo comentar esto en esta comisión”, destacó.
Asimismo, se refirió a los micro plásticos: “Tenemos un especialista en este tema y estamos tratando de fortalecer el grupo y algunos resultados preliminares indican que hay mucha concentración de micro plásticos en las zonas donde hay encuentros de corrientes que son los lugares más productivos del Mar Argentino donde se producen todos los aspectos relevantes para el ciclo de vida de las especies, la concentración de las crías. En esos lugares donde mayormente de han encontrado la concentración de micro plásticos y las mayores partículas vienen de fibras textiles”.
De forma breve, el ingeniero y jefe del programa de Artes de Pesca del INIDEP, Ricardo Roth, celebró la oportunidad de participar en la elaboración del proyecto, corrección y sugerencias y expresó predisposición en colaborar en lo que necesiten.
Por otro lado, disertó Gabriel Capello, subgerente comercial de Moscuzza Artes de Pesca, indicó que “en principio logramos entender que hay un problema con las Artes de Pesca que tenemos que solucionarlo de alguna manera”.
“Al leer el proyecto de ley, me surgieron algunas cosas para poder aclarar de las redes y del mercado”, adelantó Capello y contó: “Hoy logramos de voluntad propia y sin ninguna imposición generar un circuito de reciclado de pesca de la mano de dos empresas que nos han aportado su visión ambientalista y lograron hacer un nexo entre privados”.
Capello explicó que la empresa se dedica a la fabricación de las redes y afirmó que “en esa fabricación hay un desperdicio, pero es de materia prima virgen. Ese desperdicio se logra colocar en algunos recicladores que son del país”. Luego, precisó que esas redes “van a los rederos o pesqueras que son los que confeccionan el arte de pesca. Esa confección también puede tener un mínimo desperdicio porque es material caro”.
“El tercer momento que genera residuos es cuando se reparan esas artes de pesca, se cambian porciones de la red y nosotros recolectamos. El mayor momento de generación de residuos es cuando un arte de pesca completo no sirve más son muchas toneladas de redes que quedan en los depósitos de las empresas”, planteó y agregó que ahí empezaron a ver que había una posibilidad de recuperar eso.
Y añadió: “En algún momento pensamos en poner una planta de reciclado, pero el mayor problema que se encuentra es que no hay un gran volumen para justificar un montón de gastos que requiere”. Así, comentó que la decisión que tomaron fue que “cuando entregamos mercadería a los clientes ese flete negativo con camiones propios lo usamos para traer mercadería de los clientes hacia Mar del Plata, Buenos Aires, etc. Decidimos dejar eso de lado y empezar a traer las redes para reciclar. En ese momento empezamos a copiar redes para reciclar, pero nos encontramos que no teníamos dónde colocarlas”.
“El material es muy variable y las cantidades anuales que se pueden conseguir tampoco son fijas porque dependen mucho del lugar dónde vayan a pescar, el cupo de pesca que tengan, depende de la necesidad de ventas, hay un montón de fatores que hacen que un año sean tantas toneladas para reciclar y al otro año sean otras. Si sabemos que puede haber entre 200 y 300 toneladas anuales de redes para reciclar, es lo que tenemos calculado. Ese volumen es muy complejo para poner una planta y no justifica una inversión para poder reciclar el material, son costos enormes porque hay que separar poliestireno de nylon, separar boyas, empaquetarlo y despacharlo”, explayó Capello.
Así, aseguró que “ese proceso lo hace Moscuzza y tiene un costo más el trabajo de recibir redes, volver a cortarlas, limpiarlas, generar de nuevo la materia prima, genera que el costo de esa materia prima sea mucho mayor que el costo mayor de la materia prima virgen. Entonces el mercado que hay que lograr para poder pagarlo”.
“En Argentina no existe algo así y tenemos aún problemas de jurisdicción porque en Ushuaia tenemos más de 40 toneladas de redes que siguen ahí y hace varios años queremos traerlas, pero nos piden que paguemos impuestos o que se rompan de manera tal que es imposible”, alertó Capello.
Sobre el proyecto que plantea que esas redes se utilicen para otra función como un gallinero, explicó que el problema es que “una vez que sale del mercado de la pesca, le perdemos el rastro. Son materiales desgastados que rápidamente se van a convertir en basura y van a ser descartados y volvemos a tener basura”. También planteó que utilizar la materia prima para redes nuevas tampoco se puede porque “se generarían redes de menor calidad, es decir, que se rompen más rápido, van a ser más pesadas y vamos a tener el doble de basura”.
Sobre los materiales bio degradables precisó que “también tienen el mismo problema porque no tienen la misma resistencia, no duran lo mismo y serían basura rápidamente y no estaríamos solucionando el problema”.
“Logramos recuperar 200 toneladas de redes, pero se logró con un consenso entre los privados, los rederos, las pesqueras, y pensamos que con ese consenso que la ley tenga ese consenso general que siga siendo no por un tema de imposición o castigo, sino que sea por beneficios sería buenos que estén relacionados con la compra de material nacional. Espero que se pueda seguir trabajando en una ley que nos aporte y nos ayude”, cerró el subgerente comercial.
El impacto en la biodiversidad
Asimismo, Diego Taboada, presidente del Instituto de Conservación de Ballenas que realizó alianza con la empresa Moscuzza para reciclar; se expresó sobre la situación de la fauna marina. “Se estima que mueren más de 135 mil ballenas, defines y otros mamíferos marinos atrapados en estas redes”.
“A nivel mundial aproximadamente el 45% de todos los animales marinos de la lista roja de especies amenazadas se han visto afectados por equipos de pesca perdidos o abandonados”, aseveró y añadió: “Debemos contar con lugares de disposición adecuado. En cada instancia de proceso industrial de la pesca tiene que haber infraestructura apropiada. Es uno de los principales reclamos del sector portuario y es una cuestión de poder segregar bien los materiales”.
También alertó que la contaminación plástica es uno de los problemas ambientales globales de más rápido crecimiento, ya que se estima que 11 millones de toneladas de plástico ingresan al océano por año, siendo un 10% de origen pesquero y 640.000 toneladas corresponden a aparejos de pesca abandonados.
Consuelo Bilbao, directora Política del Círculo de Políticas Ambientales, habló de la responsabilidad extendida del productor, en donde se enmarca el proyecto. Y consideró importante “dar solución a la gestión del material plástico para ir hacia una transición sustentable y circular”.
“La contaminación va mayormente al mar, el 80% de los residuos que caen al mar son de origen terrestre, el 20% son de origen marítimo. El 10% de ese porcentaje la FAO define que son artes de pesca y que, dentro de todas estas fuentes de contaminación, la más dañina para el ecosistema marino son las artes de pesca”, agregó Bilbao.
Además, participaron Roxana Schteinbarg del instituto conservación de ballenas; Luis Giorgetti, redero en artes de pesca, entre otros.
¿Qué son las artes de pesca?
Es todo lo que se usa para capturar peces. Hay artes de pesca deportiva, que se hace con caña; las artes de pesca comerciales o artesanales, en la que se utilizan redes, o canastos; el palangre.
El proyecto tiene por objeto establecer los presupuestos mínimos de protección ambiental en los términos del artículo 41 de la Constitución Nacional para la gestión de los residuos de artes de pesca a través de la implementación del principio de responsabilidad extendida del productor, con la finalidad de proteger la salud de las personas y del ambiente.
Objetivos de la ley:
– Minimizar hasta reducir a cero el abandono y/o disposición final de artes de pesca, ya sea en el ecosistema marino y/o costero como en los vertederos de residuos, aplicando los conocimientos y mejores técnicas disponibles para su reutilización, tratamiento y reciclado;
– Fomentar la utilización de materiales de mayor durabilidad, cuyo proceso de reciclado sea el más eficiente, y cuyo impacto ambiental durante su ciclo de vida sea el mínimo;
– Promover la utilización de materiales biodegradables en la conformación de las artes de pesca;
Disminuir y eliminar los daños causados a las especies marinas y/o terrestres por las artes de pesca abandonadas y/o inutilizadas, ya sea en el ecosistema o en su disposición final;
– Evitar la diseminación de micro-plásticos y/u otras sustancias químicas resultantes de la degradación de las artes de pesca abandonadas y/o inutilizadas en el ecosistema marino, costero y terrestre;
– Proteger la salud humana, animal y vegetal, evitando el ingreso de contaminantes derivados de la degradación de las artes de pesca en la cadena alimentaria.
Los productores de artes de pesca deberán procurar la confección de las artes de pesca cuya vida útil sea la más extensa posible, conformadas por los materiales de menor impacto ambiental, priorizando aquellos cuyos componentes que, cumpliendo su función, sean biodegradables.
Para los pescadores, operadores y empresas pesqueras usuarios de las artes de pesca queda prohibida la disposición en el ambiente, junto a los residuos domiciliarios o en cualquier tipo de vertedero de los residuos de artes de pesca que ya no puedan cumplir su función, sean parciales o totales, ya sea por deterioro causado por el uso, rotura, y/o falla de fabricación.
Se estima que cada año se pierden o abandonan 640.000 toneladas de artes de pesca en los océanos. Una décima parte de todos los desechos en los océanos se componen de aparejos abandonados, según cifras de la FAO y el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente
Una vez que son descartados, los anzuelos, redes, y líneas de pesca abandonados en el ambiente acuático continúan causando estragos en la vida acuática, matando animales de todo tipo, y causándoles sufrimiento durante extensos períodos, lo que configura una seria amenaza para la biodiversidad marina.
No solo se trata solamente de un problema ambiental, sino también económico. Algunos estudios estiman que más del 90% de las especies capturadas por el abandono de artes de pesca tienen valor comercial.
En el Atlántico Sudoccidental conviven especies amenazadas de extinción y/o con poblaciones reducidas, entre las que se encuentran tiburones, rayas, mamíferos marinos y aves, las artes de pesca abandonadas pueden causar un daño severo a especies cuyo estatus poblacional es muy delicado. Según datos de la WWF, la “pesca fantasma” causa daño al 66% de las especies de mamíferos marinos y al 50% de las especies de aves marinas.
Fuente: El Parlamentario