Durante el último fin de semana, a los 84 años de edad, dejó este plano quien fuera el gran productor de la escena artística cultural de Punta Alta en las décadas del 1960 y 1970.
Si algún pibe o piba de esta generación preguntara quién fue el/la primer gran productor/a de espectáculos en Punta Alta, sin lugar a duda aparecería el nombre de Obdulio García, más conocido como Marroco, quien entre 1968 y 1980 supo llevar a decenas de artistas nacionales e internacionales a Punta Alta.
A partir de 1968 Marroco le dio lugar a las primeras bandas del beat y música comercial local y zonal como Los Rebeldes y Voltage 4, como así también gestionó las visitas de Los Gatos, el Trío Galleta, Conexión N°5, Sandro, Dyango, Leonardo Favio, La Barra de Chocolate, Alma y Vida, Jorge Cafrune, el Polaco Goyeneche y Los Iracundos entre otrxs artistas. Y lo hizo en Kokeshi y Status en la sede del club Rosario y luego en Gambrinus, confitería bailable de la década del ‘70 ubicada también en calle Humberto. “Kokeshi era café durante todo el día y bailable los sábados, días en los que llevábamos muchos espectáculos de manera conjunta con el club Villa Mitre de Bahía Blanca. Uno/ dos espectáculos por mes de artistas que venían de Buenos Aires y al siguiente sábado se trabajaba con artistas locales y de Bahía. Había dos conjuntos y un Disck Jockey por noche que aparecía entre conjunto y conjunto para que no haya un vacío y la gente no se vaya. Entre esos conjuntos locales estaban los Rebeldes, conformado por jóvenes de Punta Alta y Bahía Blanca, quienes tocaron con nosotros durante ocho años; unos de Bahía que se llamaban Terrón de Azúcar y Los Satánicos, entre otros”, recordó Marroco en una entrevista telefónica en diciembre de 2019.
“En el 68 ganamos la licitación para explotar la confitería del Club Rosario, la parte de atrás del club, donde antes se hacían los bailes en comisión de fiestas. El primer número de la Confitería Kokeshi fue el 18 de marzo de 1968 con Litto Nebbia y Los Gatos, con un porcentaje del buffet y boletería y nos fue bien. Kokeshi estuvo desde marzo del 68 hasta fines del ‘69. En el ‘70 abrieron Sayonara en el club Los Andes y fue una competencia bárbara. Y nosotros en el ‘70 nos metimos en Gambrinus, donde en la parte oficial teníamos la confitería bailable y en la popular los números. Después abrió Wuau Wuau y se nos fue la gente ahí”, le dijo Marroco al periodista Carlos Luraschi en una entrevista que le realizó en octubre de 2017. Fuente: https://www.facebook.com/estebancarlos.sormani/videos/2044026372496263/?app=fbl
Durante el año y medio que funcionó Kokeshi, además de los ya mencionados artistas estuvieron presentes Billy Bond en su etapa solista, que en 1967 había publicado «Yo, Billy Bond», un LP con baladas beats y «Las Dos Caras de Billy Bond» en el ’69, y otrxs que no estuvieron contemplados en las charlas que mantuvimos con Marroco, pero salieron a la luz en una tarjeta que resume el año y medio de Kokeshi. Entre ellos y ellas aparecen Los Tíos Queridos, Nito Morers, Claudia-Claudia Mores, quien había debutado a los 14 años en Escala Musical, donde cantaba canciones de la Nueva Ola en la época de El Club del Clan-, los uruguayos Kano y Los Bulldogs, Los Popsingers, Los Electrónicos y otra banda uruguaya que supo llegar al país en la llamada invasión montevideana a Buenos Aires a principios de los sesenta, hablamos de Los Mockers.
En tanto, por Status pasaron el Grupo Uno de Comodoro Rivadavia, quienes contaban con el ex tecladista de Los ex Gatos, Ciro Fogliatta, Alma y Vida, Los Bárbaros en su segunda formación y hasta el Trio Galleta.
Te vamos a extrañar viejo, gracias por las charlas que mantuvimos, que fueron tan necesarias para rearmar el rompecabezas histórico cultural de nuestra ciudad.
Me hubiera encantado que puedas ver tu laburo plasmado en las páginas del libro que estamos haciendo, pero bueeeee, me quedo con la energía que se generó en cada charla y lo que me dijiste una tarde al teléfono: “me gusta la gestión cultural, me gusta la noche, me gusta el bochinche” y comenzamos a reír.
Buen viaje!!!!
Por Javi Tucci