De perfil bajo, Cristina acompañó a su esposo durante toda su carrera, junto a sus hijas Vanesa y Karina.
El Capitán Giachino era el jefe de una patrulla de comandos anfibios y buzos tácticos que desembarcó en la noche del 1 de abril de 1982, en una playa al sur de Puerto Argentino, con el objetivo de tomar el cuartel de los Royal Marines en Moody Brook y la Casa de Gobierno, izando la bandera argentina en Malvinas. La operación se llevó a cabo con éxito y un alto nivel de capacidad, tomando ambos objetivos sin derramamiento de sangre enemiga, izando la primera bandera argentina a las 7.15 de la mañana de ese recordado 2 de abril.
El 28 de marzo Cristina había despedido a su esposo como lo hacía habitualmente cuando salía de campaña. Pero esa despedida fue distinta, especial … él las abrazó más fuerte que nunca.
Durante su carrera Pedro se había preparado con profesionalismo … y ésta era la oportunidad de su vida: su destino era la recuperación de nuestras islas.
Esa larga noche del 1 de abril, Cristina siguió por Radio Colonia cómo un grupo de militares argentinos recuperaban las Islas Malvinas….Y llegó el festejo! La alegría por el desembarco y porque nuestra bandera había sido izada en suelo malvinense.
Esa mañana dejo las nenas, de 8 y 9 años, en la escuela y fue a comprar cintas celestes y blancas para que los chicos las colocaran en todos los autos que ingresaban o salían de la Base Naval Puerto Belgrano. Al regresar a su casa la esperaban un grupo de personas. “Es para festejar” pensó…
Pero la realidad fue otra … esas personas le traían la infausta noticia: su esposo había pasado a ser el primer caído de la guerra de Malvinas. Y todo cambió de un momento a otro. La desazón y la tristeza se apoderaron de todos… y llegaron las preguntas de sus hijas. Entonces recordó el cuento que había preparado junto a su esposo, por si llegaba a suceder lo que había pasado. “¿Se acuerdan del pollito que se murió y enterramos con papá?, bueno, a papá le pasó lo mismo…no lo vamos a ver más”. Se enojó con Dios… pero después se dio cuenta que Él tiene elegidos y Pedro fue uno.
A los 6 meses tuvo que dejar la casa en la Base Naval Puerto Belgrano, y se mudó a Mar del Plata, donde todo había empezado, porque debía comenzar de nuevo.
Cristina…una mujer que no olvida se hizo cargo de la crianza de sus hijas, conviviendo con la tristeza.
En Mar del Plata acompañó al grupo de los veteranos de Malvinas, apoyándolos en sus reclamos, especialmente a los conscriptos, a quienes consideró los más desprotegidos. En una nota publicada en “La Nueva” el 1 de abril de 1997 planteaba la falta de reconocimiento a los combatientes que fueron a dar su vida por la Patria. “El Estado nos dejó en banda a todos”, comentó. “Para mi marido era su carrera, pero a esos chicos los arrancaron de sus casas…por qué?…”.
Su hija mayor, Vanesa, desde España, donde se había radicado, era la que se conectaba con el periodismo y la abanderada de los combatientes. Karina, en cambio, evitaba dialogar con la prensa. Luego de una ardua lucha contra el cáncer y operaciones que la llevaban de la esperanza a la desesperanza Vanesa fallece el 12 de mayo de 2021. Otro hecho trágico y difícil de superar para su madre.
No conocemos a Cristina personalmente, pero conociendo los hechos que marcaron su vida y habiendo leído su testimonio en distintos medios no podemos más que empatizar con ella, admirar su resilencia y hacer este humilde reconocimiento en el mes de la mujer, como esposa del primer héroe de Malvinas Capitán de Fragata (PM) Pedro Edgardo Giachino, quien fue condecorado con la Cruz al heroico valor en combate, a 40 años de la recuperación de nuestras islas.