En tal sentido, Viviana Urquizu, coordinadora de la Unidad de Casos del EAAF, se expresó esta mañana en LA BRÚJULA 24 con relación a la campaña que busca llevar algo de certezas en torno a tanta oscuridad, en una etapa olvidable del país.
«Estos 600 restos a los que hacemos referencia son los que se han sumado desde 1984 hasta ahora y los tenemos en resguardo, que fueron exhumados de fosas comunes. Todos ellos son parte de los 1400 que se fueron exhumando durante todos estos años, siendo más de 800 identificados gracias al aporte de familiares con sus muestras de sangre», aseguró Urquizu, en el programa «Tal Cual Es».
En esa misma dirección, aclaró que «parece complejo, pero es bastante simple. Se aleja bastante de las imágenes de identificaciones que estamos acostumbrados a escuchar en series. Lo que se obtiene de los restos óseos es un perfil genético que sea comparable con las muestras de los familiares. Esa es una pata, también hay un trabajo de investigación histórica y caso por caso surge de las inhumaciones de manera irregular o clandestina durante la dictadura».
«Está la parte genética, la histórica y el análisis antropológico para achicar las posibilidades de hipótesis para establecer el perfil: si es hombre o mujer, la edad, la estatura o si esa persona presenta algún traumatismo que dé cuenta de una muerte violenta. A partir del trabajo del equipo nos pudimos despegar de la práctica que no era científica y, en vez de ayudar, lo que hacía era perder pruebas», concluyó la antropóloga social.
Fuente: La Brújula 24